Al día siguiente, la ahora nombraba Estrellita, se encontraba ayudando a Amanda con el desayuno, el pequeño gato de nombre Iván estaba en una esquina tomando leche.
Una vez preparada la comida, la menor fue a llamar a todos para que se sentaran en la mesa, pero Amanda no la dejó ir con Lamec, fue ella quien le avisó.Cuando la comida terminó, la menor fue afuera con Jaziel y los mellizos a jugar junto con el mínimo. Los demás se quedaron en la mesa para discutir unos asuntos sobre el negocio que tenían con los sujetos con los que Hiram se topó la noche anterior.
—¿Aún quieren mantener el trato? —pregunta Hiram sorprendido.
—Sí, he hablado con ellos y todo sigue igual —mencionó Lamec con aburrimiento.
Después de haberse enterado del incidente y de que su segundo hijo, Hiram, le explicará todo lo que ocurrió con los Drows, Lamec fue a hablar con las criaturas. De alguna forma consiguió que el trato se mantuviera. Claro que por 'alguna forma' no era precisamente que hayan tenido una charla amistosa.
—Aun así, no podemos llevar a Adir, ya ofendió al jefe y si él la ve, empezará una pelea —agregó Amanda pensativa.
Ellos estaban hablando sobre la compra de los materiales con los que hacían el intercambio por las armas malditas de los Drows.
El proveedor de dichos materiales tenía sabido que los compradores serían tres personas, un hombre y dos mujeres, de las cueles una sería joven.
Pero había un problema, el sujeto ya había conocido a la melliza antes. Él sabía que Hiram y Amanda eran quienes estarían presentes, pero no conocía que Adir era la otra de las personas que iba a estar en la transacción.
La menor mató a dos de sus hombres, y al jefe le atravesó un cuchillo en la mano clavándola en la mesa, y lo hizo, porque el hombre trató de propasarse con ella, lo cual le había molestado.—Él tiene un muy mal genio, odia que cambien los planes —explicaba Hiram torciendo la boca en una mueca de desagrado—. No nos venderá nada a no ser que vayamos los que dijimos que iríamos.
—Entonces ¿por qué no sólo los matamos y tomamos las cosas? —añade Izan sin quitar su sonrisa.
—No es mala idea —dice Amiel con cara inexpresiva—, pero si hacemos eso, los humanos tratarán de cazarnos.
—Entonces sólo hay que matarlos también —contestación que provocó que su primo suspirara casi como queriendo darse por vencido.
—No podemos hacer eso. Necesitamos estar lo más desapercibidos posibles.
—Bien —habló Lamec mirando por la ventana—. Lleven a la humana.
—De ninguna manera —réplica Amiel frunciendo el ceño—. Ella va a estar en peligro.
—¿No se supone que fue capaz de matar a una criatura del subsuelo?
—Eso fue mera suerte —espetó mordiendo su labio inferior por dentro—. Además, no creo que sea capaz de matar a alguien de nuevo, especialmente si es humano como ella.
—Debemos de conseguir esos materiales. Así que ella irá —Amiel estaba molesto, no quería permitir que su Estrellita saliera herida.
—Hermano —habló Hiram—. Creo que ella puede hacerlo. Sólo necesita estar presente, no te preocupes, Amanda y yo la protegeremos.
—Joven Amiel —menciona Amanda con sonrisa apacible, una que sabían significaba compromiso—. No tiene porqué alarmarse. Aún queda una semana, en ese tiempo Sem puede entrenarla en defensa. ¿Qué dice?
—¿Por qué Izan no se transforma en cualquier otra chica y nos evitamos esto? —espetó Amiel apretando sus brazos mirando molesto la sonrisa guasona de su padre.
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Soy la Muerte [EN EDICIÓN]
ParanormalLa historia versa sobre una chica quien es una de las Muertes, marcada con el número 616 y habiendo olvidado su nombre, ella trabaja recogiendo las almas de los recién fallecidos y abriendo un portal que los guiara a su destino dependiendo de las ac...