Capítulo 42: La verdad de aquel día

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Era de madrugada, había una gran calma dentro de la casa de Elrick, por primera vez en más de ocho siglos el silencio no era doloroso, la Muerte Negra 616 podía dormir tranquilamente.
Y por primera vez en cinco años, Elrick sentía paz al estar dentro de la habitación de su pequeña hermana.

La puerta principal de la casa se abrió, alguien entró tratando de no hacer mucho ruido, subió las escaleras y se dirigió a la habitación de Elrick, quien se había despertado por el sonido de los pasos de aquella persona, fue entonces que se levantó y abrió la puerta dilucidando que alguien entraba a su habitación, dónde ahora Nirelle dormía.

—¿Sara? —dijo para sí mismo somnoliento.

El chico salió y se dirigió al cuarto de enfrente, entrando y encendiendo la luz sólo para confirmar que efectivamente, se trataba de Sara, sin embargo, se sorprendió al ver algo más, pues su prometida tenía agarrada a la Muerte de la cara con ambas manos, besándola en los labios, y Nirelle estaba despierta, sonrojada, pues había sido despertada de esa manera.

—Sa-Sara —mencionó Elrick casi dejando escapar un chillido.

—¿Uhm? —la nombrada abrió los ojos un poco, y luego completamente notando que a quien estaba besando no se trataba de su prometido, separándose al instante— ¡¿Mía?!

—Ho-Hola… —dice la joven nerviosa.

En un instante, Sara se hizo para atrás cayendo de espaldas, Gon se acercó a ella y le movió la cabeza con su hocico, claro que él ocultó sus alas. Elrick se apresuró a ayudarla.

—¿Estás bien? —preguntó el chico con sonrisa nerviosa.

—Sí. ¿Qué hace aquí? —aun estaba en el suelo.

—Nirelle sufrió un accidente —la ayudaba a pararse—, y ya que no tiene familia, pues…

—Lamento la intromisión —responde la chica.

—Un momento —habla Sara acomodando su vestido—. ¿Nirelle?

Elrick se preocupó por un momento, pues no sabía cómo explicar que el nombre de 616 no era Mía.

—Supe que la hermana de Elrick se llamaba así —responde la Muerte—. Pensé que le dolería si tenía que pronunciarlo, así que sólo le dije otro nombre. Lo siento.

Sara sentía que había algo más en las palabras la joven, pero también sentía que ella no trataba de ocultarle ese algo por maldad.

—Entiendo —dice sonriendo—. Pero no debes cambiar tu nombre por los demás, si lo haces es como si te negaras a ti misma.

—Eh, sí. Comprendo. Mañana me iré para no causar problemas.

—¿Estás loca? Claro que no. Sufriste un accidente, entonces quédate aquí hasta que te recuperes —menciona Sara con sonrisa sincera. Nirelle quería negar—. Nada de peros. No hay problema alguno.

—Gracias Sara —mencionó aliviada.

—Cielos Elrick, al menos me hubieras avisado con un mensaje de texto, así no habría entrado en la habitación y besado a Nirelle —dice sentándose en la cama.

—Lo siento —menciona con una pequeña risa el chico.

—Aunque… —Sara tomó con una mano el rostro de la chica y la alzó un poco— No besa mal, de hecho, creo que lo hace mejor que tú.

Sara hizo un tono burlón y pícaro acompañando a esas palabras, lo que hizo a Nirelle sonrojarse y a Elrick soltar una carcajada.

—¡Oh! ¡Se ha puesto roja! Ja, ja, ja, lo siento.

Soy la Muerte [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora