Haka miraba a la chica sonriente viendo el lago teniendo en sus ojos nostalgia.
—¿Quieres saber la verdad sobre tu sangre?
—¿Qué? —dice la chica sorprendida a la vez que frunce el entrecejo y cruza los brazos— Genial, llevo tiempo buscando las respuestas sin poder acercarme un poco y ahora que decidí dejarlo aparecen de repente.
—¡Ja, ja, ja! Entonces ¿lo quieres?
—Sí, lo quiero, pero no me lo digas.
—¿Por qué?
—Prometí no hacerlo, así que está bien. Ah, por cierto, Amiel y yo vamos a casarnos, estás invitado a la boda y tu tribu también —menciona con una gran sonrisa.
—¿Al fin? Felicidades. Gracias, pero no vamos a ir. No somos bienvenidos, yo especialmente.
—Irás —le señala con dedo acusador y ceño fruncido—, me la debes por el ataque.
—Y… ¿si te dijera que te vi desnuda en el lago? —dijo burlón haciendo a Nirelle sonrojarse, lo que le hizo carcajearse— Lo siento. Gracias en verdad, pero no podré —añade levantándose para retirarse—. Me gustó volver a verte, niña.
—Mi nombre es Nirelle —ambos sonriendo.
—Entonces, adiós, Nirelle.
Haka desapareció en el bosque y la joven se quedó otro tiempo en el lago, luego se levantó y caminó hasta la casa, pues un paseo le calmaría su mente, sin embargo, nada le calmaba más que ver a su familia y especialmente a su amor.
—Baja con cuidado —menciona Amiel mientras bajaba con ella tapándole los ojos.
—¿Qué estás planeando?
—Bien —dice quitando sus manos, mostrando la sorpresa.
«Felicidades», fueron las palabras de un grupo de personas dentro de la casa: la familia de Amiel, Gon, Elrick, Sara, Sam y los amigos de Nirelle, tanto las Muertes, Ángeles, Demonios, Elfos, Enanos y Cadejos.
La joven estaba sorprendida, nueve meses más habían pasado y el día de su cumpleaños volvió a llegar. Todos estaban visibles, Sara sabía sobre ellos, pues Elrick llevó a su esposa con Nirelle y Amiel a que le mostraran lo que en verdad son.
También le contaron toda la historia, por supuesto, fue algo muy impactante. Aún así eso no hizo más que se apegara aún más a la joven.—Muchas gracias —dice Nirelle con una gran sonrisa y ojos cristalizados, a ella le asustaba un poco el hecho de tener que pasar su cumpleaños despierta.
La fiesta fue llevada a cabo, con un pastel grande que había hecho Jaziel, siendo repartido por los invitados, Leila comía, pues era lo primero que había probado. Hubo muchos regalos y abrazos.
La mirada de Nirelle se posó en un ser que se mantenía apartado, a quien se le acercó con una taza de té.
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Soy la Muerte [EN EDICIÓN]
ParanormalLa historia versa sobre una chica quien es una de las Muertes, marcada con el número 616 y habiendo olvidado su nombre, ella trabaja recogiendo las almas de los recién fallecidos y abriendo un portal que los guiara a su destino dependiendo de las ac...