Capítulo 39: Despierta

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—¿Qué yo la salve? –dijo en voz baja Elrick.

—¿Muchacho?

—Mi nombre no es muchacho, ni chico. Soy Elrick —parecía exasperado pasando una mano por su cabello para atrás—. Y ella tiene un nombre también.

Dentro de la mente de 616, ella se encontraba parada en medio de una gran oscuridad, viendo hacia una vela encendida, la cual ya estaba por terminarse

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Dentro de la mente de 616, ella se encontraba parada en medio de una gran oscuridad, viendo hacia una vela encendida, la cual ya estaba por terminarse.

—Después de todo, así es como termino. Bueno, es un final apropiado para algo como yo.

La joven subió la cabeza, y frente a ella, dos seres estaban parados.

—¿No lo creen? ¿Papá y mamá? —menciona con una pequeña sonrisa, pero con una mirada deprimida.

—Mi niña —habla Amanda, su madre—. No puedes rendirte.

—Aún tienes mucho qué hacer aquí —añade Iván, su padre.

—Ya estoy cansada. Todos los días me esfuerzo para ayudar a otros, me gusta hacerlo. Pero ya no puedo, además, odio este día.

—¿Qué quieres decir? —pregunta su madre.

—Supongo que olvidaste que día es hoy.

—Hija —menciona Iván entristecido.

—Las Muertes no tenemos necesidad de dormir, sin embargo, podemos hacerlo. Durante el tiempo que he sido una, nunca he dormido, a excepción de un día cada año durante 24 horas, esperando a que el día acabe.

Los padres de la joven se miraron entre sí y luego voltearon de nuevo la vista en su pequeña.

—El día que huímos de casa, el día en que morí por primera vez, el día en que tú, madre, moriste...

La chica comenzó a llorar mientras sus padres la miraban con conmiseración.

—Cuando morí por segunda vez convirtiéndome en muerte, haciendo que tú, mi padre, me traspasara su poder y haciendo desaparecer a ambos. El día en que tuve que abandonar a Neizan, a quien consideraba mi hijo, alejarme de Amiel y abandonar a mi familia. ¡Todos esos días fueron mis cumpleaños!

616 rompió en llanto, esa última frase la cargó con resentimiento por su destino. Se desmoronaba tomando el centro de su pecho con angustia.

—Pueden adivinar qué día es hoy ¿no?

—Hija...

—Odio este día, porque siempre pasan cosas malas, por eso siempre duermo una vez al año, en este día —se calmó para verlo con una sonrisa apenas distinguible—. Pero bueno, supongo que ya no me tengo que preocupar, ya no voy a despertar.

—No —Amanda juntaba sus manos—, tienes que hacerlo. Hay muchos que te necesitan.

—No es verdad, soy la única que hace honor al nombre de Muerte.

—¿A qué te refieres? —pregunta Iván.

—Asesine a un Elfo oscuro, asesine al padre de Amiel.

—Pero fue para proteger a quienes amabas.

—¿Y eso hace que sea mejor?

—Hija...

—Por mi culpa ustedes están muertos, yo los maté, Amanda también murió por mi culpa. Asesiné a Azarías, mi hermano. ¡Yo he matado a toda nuestra familia! Este es el mejor final para algo como yo.

616 comenzó a caminar, dejando lo poco que queda de vela atrás suyo, alejándose de la poca luz que había.

—No, regresa —imploraba su madre angustiada—. **Inaudible** tienes que regresar.

—¡**Inaudible** detente!

—Mamá, papá —la chica se detuvo sólo por unos instante para ver a sus padres con una pequeña sonrisa triste—. Deberían dejar de llamarme por un nombre que jamás voy a escuchar.

La joven continuó avanzando, mientras sus padres le pedían que no se alejara de la luz.

De cualquier forma, no tengo un lugar al cual ir. El cielo está prohibido para mí, e ir allí abajo no es algo en donde me apetezca estar.

—¡**Inaudible**!

—¡**Inaudible**! ¡Hija, despierta!

Iván y Amanda trataban de hacer entrar en razón a su hija, pero parecía inútil, ella seguía caminando sin mirar atrás, alejándose sólo para desaparecer en la oscuridad abismal.

Despierta —616 detuvo su paso cuando escuchó la voz de alguien conocido, Elrick—. Despierta, tienes que hacerlo —el joven estaba llamándola.

Ella se volteó, quedando de frente a la vela, en la cual, la flama de esta se hizo más grande al tamaño un poco más alto de 616 y volviendo su color en uno blanco deslumbrante.

—Tienes un lugar al cual regresar, tienes a muchos esperando por ti —menciona Iván.

—Ellos son tu familia ahora. Tú no nos mataste, tú nos liberaste —atina a decir Amanda.

Así que ve. Dijeron al mismo tiempo los padres de la joven, ambos sonriendo con alivio.

Los padres de 616 la abrazaron con fuerza, ella estaba inmóvil sin saber qué exactamente ocurría, pero llevó sus brazos a corresponder. Luego se pusieron atrás de su hija y le dieron un leve empuje para hacerla caminar hacia la luz.

—Despierta —dice su padre.
—Despierta —repite su madre.

616 caminó hasta donde estaba aquella luz, comenzando a entrar en ella.

Despierta, Nirelle.

00:00 El reloj comenzó a sonar, algo que hizo a todos voltear a verlo, pues el tiempo límite había terminado, otro día empezó, asustando a los presentes.

—No... —Elrick y Amiel se miraron entre sí y voltearon a ver a la joven.

—¿Estrellita?

616 seguía ahí, a pesar de que el límite había llegado.

Creo que el reloj estaba retrasado por algunos minutos —pensó Elrick dudoso.

Fue entonces, que la joven empezó a abrir los ojos de poco en poco, hasta que despertó por completo, siendo recibida con sonrisas y lágrimas de felicidad de los presentes, quienes se sintieron aliviados de que su amiga, no desapareciera.

Soy la Muerte [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora