Capítulo 32: ¿Quién eres?

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-¡Amiel! -Neizan corría desesperado hacía el mayor, cuando apenas llegó se lanzó a aferrarse en sus brazos.

-¡Neizan! ¿Qué ocurre? ¿Dónde está Estrellita?

-¡Necesita ayuda! ¡Un monstruo la está atacando!

-¡¿Qué?!

-¡Está en el risco de flores rojas! ¡Por favor ayúdala!

En ese momento Lamec y Amanda se encontraban ahí, así que Amiel dejó a Amanda a cargo del menor y se fue junto a su padre a buscar a la chica, sin embargo, ella se encontraba ya sin vida. El alma de la joven salió del cadáver, pero este ya no era el espíritu de una niña, sino que tenía la apariencia de su actual cuerpo.

El alma puede ser comparado con el agua, a veces toma la forma del contenedor en el que se encuentre, así que después de haber vivido sin identidad en el cuerpo de alguien más, su alma adoptó su forma. La chica vio su cuerpo tendido a un lado de ella, tenía miedo.

Morí ¿otra vez? Se preguntó sin dejarse de observar con confusión

El rugido de la criatura se hizo presente de nuevo, al escucharlo comenzó a temblar. Cuando vio dónde estaba la bestia, esta voló cerca de ella intentando tomarla de nuevo, pero sólo logró rasgar el brazo de la joven.
Ella intentó huir, pero no podía, tuvo que acercarse más al risco, y eso era todo, ya no tenía escapatoria.

Estrellita vio su brazo herido y notó que dicha herida empezaba a extenderse manchándola de negro, se comenzó a asustar aun más.

La bestia fue volando en su dirección con intención de devorarla. La joven cerró sus ojos, esperando su ya aparente final.

Abrió los ojos cuando después de segundos aún no sentía el ataque de la bestia, y vio que había una barrera en forma de domo que evitaba que la criatura llegará a ella.

-Lamento que tengas que pasar por esto -dice una voz conocida para la menor de forma apacible.

-Señor I-Iván -estaba sorprendida al verlo parado detrás de ella.

-Amanda. Lo siento tanto -decía en sus pensamientos la Muerte mientras veía a su amada convertida en esa criatura.

-Señor Iván, ¿qué está pasando? ¿qué me está pasando?

-Mi niña, tu madre ahora es un Devorador.

-¿Qué? Es... ¡No! ¡No puede haberse convertido en esas cosas!

-Lo siento mucho, pero esa es la verdad. Y tú -posó su mirada entristecida sobre ella-, has muerto -las lágrimas de la chica corrieron con más fuerza-. Lo siento, pero debo pedirte un favor.

-¿Pedirme un favor?

-Yo pronto dejaré este mundo. Muy pronto desapareceré y junto conmigo se irá esta barrera. Entonces quedarás desprotegida, y ella te podrá atrapar.

-No... ¡No! -se abrazaba a sí misma por el terror de imaginar lo que le pasaría.

-Por eso tengo que pedirte este favor. Yo soy una Muerte, la número 616 para ser exactos.

-La... ¿La Muerte? -titubeó el repetirlo por creer que había escuchado mal- ¿Qué favor quieres pedirme?

-Ocupa mi lugar. De esa forma podrás liberar a tu madre, y también tendrás otra oportunidad.

-¿Otra oportunidad de qué?

-De vivir -sonrió amable y con una tez de debilidad, su momento estaba llegando y necesitaba terminar las cosas-. Es verdad, toma -extendió su mano entregándole un brazalete.

Soy la Muerte [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora