¿Cómo se podía enterrar un sueño si este no se había llegado a materializar?
por Bryonny Madison
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¿Había sido una locura pasajera?
¿Un arrebato de un alma gris?
Podía responder un sí o un no. Le daba como una sensación efímera porque cierta parte del día, no irrumpía en su mente, pero por otra parte, era como un rastro de perfume hubiera dejado tras su paso.
¿Un perfume?
Lo que podía rememorar era su imagen que se deslizaba como un fantasma que lo atravesaba para esfumarse. Hasta Sophie estaba alejándose cada vez más de él.
Sophie...
El aroma que le llegaba era de las flores que tenía delante. Se había detenido enfrente de una floristería, cuyos arreglos florales se exhibían afuera para atraer a los clientes. Uno de ellos fue él, atraído por el dulzor fresco que desprendían de sus pétalos abiertos y coloridos. Más allá de la colocación maravillosa de cada tipo diferente de las flores.
¿Estaría bien regalarle un obsequio a Florence?
Desde que eran amantes, no había tenido tal detalle hacia ella, aunque esta no se lo había reclamado. Entró sin decidir lo que iba a hacer, sin tener un rumbo fijo. Si iba a final comprarle unas bonitas rosas.
— Sir, ¿en qué le podemos ayudar? — salió un joven que llevaba un mandil.
— Solo me gustaría mirar, gracias.
Se dispuso a ello.
***
— ¿Crees que son demasiadas flores para mis cabellos? — aun así cogía tallos, que eran como varas de largas —. No, no lo son. Ahora está la moda de llevarlas. En un disfraz, no se verá recargado.
— No entiendo entonces por qué querías que te acompañara si lo tienes todo decidido.
— No todo, querida. No todo — poniendo afirmación en sus palabras, cogió otro manojo de... ¿margaritas? —. ¿Por qué no coges las tuyas?
Le pasó la cesta a su doncella, que estaba a unos metros de ellas.
— ¿Por qué querría llevar un macetero en la cabeza?
Anne chasqueó la lengua, contrariada.
— No sería un macetero lo que llevarías, sino una obra maestra que algunas envidiarían. Piénsalo, atraerías a la abejita adecuada.
Si había creído que su amiga, a veces, tenía unas ideas alocadas. Esta, se había llevado la palma. Sí, se le había ido la pinza por completo. Su amiga se rio por su expresión horrorizada, que no desapareció de su rostro. Ni siquiera cuando le dio un codazo para que dejara de estar espantada.
— No. No, gracias. No quiero abejitas revoloteándome en mi cara. Ni me gustaría que me picaran con su aguijón.
— ¡¡¡Bry!!! ¡Qué mal pensada eres! — le dio un ligero golpe con un tulipán que tenía cerca, a su mano izquierda, que había cogido para ese propósito.
La aludida no tuvo pena por la flor y la tiró al suelo.
— ¿Yo? — boqueó como un pez —. ¿Que creías que estaba diciendo?
— Baja la voz, que alguien nos podrías escuchar — incluso puso cara de preocupada.
— No será por mí.
— Shhhh — la agarró del codo y la arrastró lejos de donde habían estado. Como en la tienda se dividía en varios pasillos, en todos ellos, con una gran variedad de plantas, se fueron a otro —. Quién menos te lo puedes imaginar, te podría escuchar. Adiós, la buena reputación de una.
— ¿Sabes? — apartó la mano de su amiga —, creo que daré una vuelta. Tanta flor me está mareando.
— Ten cuidado.
— ¿Por qué?
— No te pique una abejita por el camino.
— ¡Dios! Pues espero que a ti tampoco te pique una.
— ¡No te enfades, Bry! ¡Bry, vuelve! Estaba bromeando.
Pero la ofendida se iba alejando con paso ligero, mascullando por lo bajo, maldiciendo a los dichosos bichos. Los odiaba. Incluso con un oír el zumbido, se ponía a temblar y querer huir.
No estaba pendiente de dónde caminaba, si lo hubiera estado haciendo, habría sido consciente de dónde de dirigían sus pasos mientras que otra personita iba en su dirección, mirando lo que no tenía que mirar. Si se hubieran detenido al menos en un segundo, lo podrían haber evitado. Chocaron y, por la fuerza del choque, hicieron que se cayeran irremediablemente al suelo. Bry tuvo la suerte de apoyarse encima del cuerpo.
— Lo siento mucho.
El hombre que tenía debajo se quejó. No lo reconoció de inmediato porque tenía una mano en la cara. Pero su cuerpo lo supo antes que ella.
Estaba encima de él.
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Luego reviso el capítulo, que no lo he revisado.
Nos leemos pronto!
¡Gracias!!
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Miénteme © #4 Saga Matrimonios
Ficção HistóricaLa historia de lady Samantha hubiera sido la continuación de me odiarás, pero esta la ha guardado en un cajón debido a la poca inspiración que iba teniendo. No la dejaré por mucho tiempo guardada ya que he pensado que será la última de la saga. Sí...