Capítulo 14 (mini)

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Sigo espesa! xD Espero que este mini capítulo no se haya visto afectado por ello. Siento la tardanza. Lo revisaré más tarde. 

Besitos!!! 😘😘😘😘

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No se esperó el golpe. Tampoco, el haberse chocado con otra persona que había provocado la caída y parecía ser que la había arrastrado con él. No estuvo seguro porque la dichosa caída le hizo ver las estrellas durante unos largos segundos. Unos malditos segundos en los cuales estaba intentando no quejarse como un niño chico por haberse golpeado con el suelo. Lo que tardó en reconocer las curvas suaves que se apoyaban en él. Unas esponjosas curvas que estaban ocultas por varias capas de tela y se sentían.

Luego, oyó su disculpa, cuya voz le sonó dulcemente familiar, que navegó entre la nebulosa del dolor. Apartó la mano de la cara con la mirada ceñuda, aún en un estado picajoso. Lo primero que sus ojos vieron, fueron unos mechones platinos, que se escaparon de un moño, que daba la impresión que se iba a desbaratar de un momento u otro, con el sombrero torcido y ladeado, dándole un aspecto infantil y rebelde.

Su mirada chocó con la suya como sus cuerpos lo habían hecho unos minutos antes. No hubo más dolor. Solo la sensación de sentirla y de no saber cómo actuar. Salvo que ella sí. Porque nada más mirarse, quería retirarse.

De él. 

— Espera — aún estaba resentido por el golpe. Tanto que trató de levantarse, quedándose en el suelo, cosa que ella hizo con facilidad. Encima, se limpió las faldas —. ¿No me va a ayudar?

Enarcó una ceja cuando la escuchó bufar. No parecía muy contenta con su pedida de auxilio. No lo estaba. 

— No he sido el único que no estaba mirando — le achacó al notar que su mutismo duraba.

Sus mejillas se sonrojaron y le tendió una mano, a regañadientes. 

— Dese prisa — le demandó.

— ¿Por qué? ¿No le preocupa que esté lastimado? — se quejó, poniendo un poquito más de énfasis en su lamento quejumbroso.

— Perdón, ¿se ha hecho mucho daño, el señor?

En su pregunta se podía palpar su puro sarcasmo. Edward esbozó una media sonrisa y se sentó con una rodilla doblada.

— Tanto que no me puedo mover. Como puede mirar tan bien.

No iba a caer en su trampa porque era evidente su intención. No era una pobrecita oveja, y menos inocente.

— Vamos, no estaré del todo tiempo aquí de pie esperando a que se le pase la pataleta.

— ¿Pataleta? — se llevó una mano al pecho, dolido, y negó con la cabeza mientras se levantaba y se cogía la suya que aún le seguía tendiendo —. No lo creo.

Fue en ese instante que sus cuerpos estuvieron únicamente separados por unos centímetros, respirando con fuerza y sintiendo que el tiempo se había detenido. Bry bajó la mirada y, nerviosa, se apartó. 

— Ya está. No me necesita más.

— No — recogió el bastón y tuvo la picardía de extenderlo y con la cabeza de la vara negra, la detuvo —. ¿Se va tan pronto? ¿No hay nadie quien la acompañe?

Bryanne se dio cuenta de su torpeza. Tenía que buscar a Anne antes de que esta los sorprendiera.

— No quiero compañía, señor. Menos la suya.

— ¡Qué arisca! — el bastón le impidió su huida, más la acercó a él —. ¿Su corazón no se ablanda un poquito? Estoy lisiado.

— ¡Pero cómo puede...! — bajó la voz —. ¿¡Aprovecharse de su cojera para provocar mi compasión o lástima!?

— No lo sé — fue cuando la tuvo de nuevo cerca de él —. Dímelo usted. Aún no sé su nombre.

Bry no supo cómo huir. No sabía cómo escapar de esa calidez que la estaba envolviendo, de esa que quería estirarse y tumbarse encima de ella. 

— ¿Por qué mi nombre? No es relevante que lo sepa.

Tras sus palabras, sintió la mirada masculina deslizarse sobre su cuerpo, como una caricia invisible que la dejó sin aliento.

— ¡Bryonnny!! - el grito de su amiga la despertó del aturdimiento -. ¿Dónde te has metido? ¿Tanto le dura un enfado? 

— ¡Oh, no! Me tengo que ir.

El caballero no pudo hacer nada porque esta se fue, corriendo, dejándolo sorprendido, y solo.

Otra vez.

— Así que te llamas, Bryonny — miró el bastón y sonrió —. ¿Por qué sigues queriendo huir de mí? ¿Qué me escondes?

Miénteme © #4 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora