Antes de que se percatara de su presencia, fue hacia ella, con la clara idea de sacarla de allí sin que causara daños a la vista.
Darse cuenta del haber hecho pública su relación, le hizo replantear durante unos segundos, que no actuó bien, sino movido por el despecho y el rechazo de Sophie. Ahora no había Sophie en el medio. Solo había una persona que no le sentiría bien su presencia.
Bryonny, su esposa.
Más que probable se lo tomaría como un insulto el que estuviera en la boda sin que nadie la hubiera avisado de su llegada. ¿Cómo lo iba a hacer? Si él ni siquiera la invitó.
No tuvo reparo en cogerla del brazo y obligarla a que se moviera hacia el vestíbulo. Por desgracia, no encontró al mayordomo de los Madison.
— Dime un motivo para no tener que sacarte a patadas.
— Quería daros mi felicitación. No estuve en la iglesia y pensé que podía pasarme y dárosla expresamente — pestañeó inocentemente.
— Quiero que te vayas. ¡Ya! No eres bienvenida en esta fiesta, ni piensas que podrás chantajearme para que vuelva contigo.
— Oh, Eddy. ¿Crees que estoy loquita por tus huesos? — el hombre apretó la mandíbula y la cogió, arrastrándola hacia la puerta —. ¡Espera que aún no he saludado a tu esposa! ¿Sabe el problema que tienes?
Abrió la puerta para sacarla cuando le espetó.
— No; el problema lo tienes tú.
— Edward…
Una voz se alzó por encima de ellos, cuya dueña no quiso que estuviera presente.
— ¡Vete! — le masculló a Florence, pero la muy no se fue.
Anduvo hacia su esposa, que intentó averiguar lo que ocurría tras la espalda de él.
— Habías desaparecido — le dijo Bry —. Estaba preocupada.
— Vuelve al salón, yo te alcanzo en un segundo.
— Al fin la pareja feliz reunida.
Sintió como el miedo se apoderaba de él, y más, al observar a su esposa perder el color de sus mejillas.
— ¿Qué hacéis aquí?
— Ha venido a incomodarme, ya se iba — intentó que Bry avanzara, pero no se inmutó.
— Tu esposa quiere saber la razón del por qué estoy aquí, Eddy.
— ¿Edward?
— No le hagas caso, por favor — le suplicó en voz baja —. Está despechada.
— ¿Despechada dices? Eres poco hombre al no reconocer la verdad — iba a estrangularla con las manos cuando se interpuso Bry.
— No hay ninguna verdad.
— ¿No? Oh, pobre, no lo sabe — fingió y con una sonrisa compasiva se acercó a la novia —. ¿Sabes cómo conocí a tu esposo?
— No lo sé. ¿Qué debería saber? ¿Edward?— se giró hacia su esposo.
— Vámonos.
— Tu esposo me contrató para romper el matrimonio de su querida prima Sophie.
Bry miró a Edward, que se le iba a desencajando el rostro.
— No hay nada malo en ello ya que es su prima y no se fiaba de su esposo. Eso pensaría una persona normal.
— ¡Cállate!
— ¿Callarme? Tu esposa ha de saber la verdad. ¿Qué iba diciendo? — el miedo lo llegó a paralizar —. Ah, sí… Edward no es alguien normal. Quería que se separasen porque no podía soportar que Sophie fuera de otro y yo me enamoré de Ansel, lo quise realmente. Sin embargo, los esposos se reconciliaron y Eddy tuvo la magnífica idea de intervenir de nuevo. Hizo algo muy feo, pero todo fue por amor hacia su prima. Por el amor todo se vale, ¿no? ¿Sabías que será siempre su único amor? Ni yo pude desterrarla. Ni tú tampoco lo harás.
— ¡Basta! — pasó por delante de su esposa y la agarró del brazo.
Se oían los murmullos de personas, acercándose. No tuvo el reparo de abrir la puerta y cerrarla delante de sus narices. La respiración la tenía acelerada y le costó respirar.
Se giró y no vio nadie más que Bry, que tenía los ojos bien abiertos y estaba mortalmente pálida.
— ¿Amas a tu prima? — casi no la pudo oír porque se lo preguntó tan bajito. Se pasó una mano por la cara y, se acercó a ella, pero esta retrocedió. — Dime, ¿la sigues amando?
— No la amo — la tensión no se relajó —. Créeme.
— ¿Cómo lo sabré? ¿Cómo voy a saber que no la amas, ni harás una locura? — se acordó de algo que dijo la señora Savage —. ¿Qué hiciste, Edward? ¿Qué cosa tan fea hiciste?
Hizo una mueca.
— Te pedí tiempo… — dijo resignado y dolido porque la iba a perder sin haber tenido una oportunidad.
— ¿Más tiempo? Ha venido tu antigua amante a la boda, ¿qué quieres que piense? Luego suelta todas esas cosas sin sentido. No sé… dímelo tú, ¿cuál es la verdad? ¿cuál es, Edward? ¿Por qué no está tu prima precisamente cuando eráis uña y carne? Aunque tú no me conocieras, yo me fijé la relación estrecha que tenías con ella.
— Lo siento — iba a alzar las manos para cubrir sus hombros, pero ella se alejó de nuevo —. ¿Quieres saberlo y odiarme?
Se topó con la mirada de su esposa, peligrosamente brillante.
— ¿Por qué iba a hacerlo?
Porque él lo hacía.
Sin darle oportunidad a que retrocediera o se alejara de él, la atrajo hacia su cuerpo y soltó a bocajarro, con el veneno que corría por sus venas; por el dolor, por el temor, por la oportunidad de estar juntos había volado bien lejos de ellos:
— Porque drogué y secuestré a mi prima y le hice creer a su marido que estaba con otro hombre, desnuda y drogada, siéndole infiel.
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😓😓😓😓😣
Bueno al final sí ha venido la inspiración. No sé lo que vendrá, pero fácil no será. O eso creo.
Luego lo corregiré porque lo he escrito sobre la marcha.
😘😘😘😘😘
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Miénteme © #4 Saga Matrimonios
Fiksi SejarahLa historia de lady Samantha hubiera sido la continuación de me odiarás, pero esta la ha guardado en un cajón debido a la poca inspiración que iba teniendo. No la dejaré por mucho tiempo guardada ya que he pensado que será la última de la saga. Sí...