Capítulo 37

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Bubba comenzó a vestirse rápido ¡Era navidad! Y a él le encantaban los regalos, se comportaba como un niño más cuando llegaban éstas festividades. Lila lo observaba desde la cama juguetona, le causaba gracia su actitud, era tan tierno.

-Bubba... -Lo llama y él se gira, ella aún tenía su camisón y tomó una pose seductora -¿Quieres tu regalo? –Pregunta y mueve un paquetito que tenía en su mano derecha.

-¡Sí, sí, sí! –Exclama entusiasmado pero ella se lo aparta enseguida.

-Antes quiero una cosa... -Él se frena pero aún sigue mirando aquel paquetito con envoltorio rojo brillante que tenía un moño dorado de adorno -..., anoche te dormiste enseguida y me dejaste con las ganas... ahora quiero que me hagas sentir bien y te lo daré.

-Lila... -Le dice ya que quería su obsequio deprisa, no podía esperar más.

-Anda –Ella coloca el regalo bajo la almohada y se recuesta separando sus piernas -, sabes lo que quiero..., ahora que los niños están distraídos, nadie entrará.

Bubba hace un revoleo de ojos y coloca su boca sobre la tela de seda que cubría la zona íntima de su mujer, sólo le da unos pocos besos, estaba en un apuro, le arrancó la ropa interior y comenzó a hundir su lengua rápidamente. Lila no sólo estaba divirtiéndose sino que estaba recibiendo demasiada satisfacción, le pedía que siguiera así intentando no elevar demasiado la voz, pese a que nadie los escucharía.

Llegado el clímax, Bubba pensaba vengarse, no iba a parar hasta tener su regalo en la mano, por lo que cuando Lila le decía que ya había acabado y sus piernas temblaban, él no paro, siguió y siguió haciendo que a ella se le escapara un grito. Lo entendió, sacó el paquete de debajo de la almohada y se lo arrojó dándole en la frente, inmediatamente la dejó y, muy entusiasmado, se encargó de romper la envoltura.

Se trataba de una pulsera de plata que tenía tres dijes, un varón y dos niñas que representaban a sus hijos, muy parecido a uno de los collares que Lila solía llevar.

Él no lo dudó y se acercó para darle un tierno beso en la cabeza...

-Te amo –Le dijo.

-¿Te gustó? –Pregunta aún un tanto agitada.

-Sí..., familia.

***

Los niños abrían impacientes sus regalos, la primera fue Sarah, que ante la mirada expectante de sus padres, sonrió cuando descubrió a su nueva muñeca Stacy junto con la casa amueblada.

-¡Esto es increíble!

-¿Santa se portó bien? –Le pregunta su madre.

-¡Sí, más que bien!

Edith abrió el suyo, eran unos patines con rueditas.

-¡Sí, justo lo que le pedí a santa!

Bianca recibió un par de pinturas nuevas mientras que Hunter unos legos y una pelota de fútbol. Didi abrió otro obsequio, era una valijita con artículos de doctora.

-¡Mira, Bibi, podremos jugar a la doctora!

-¡A ver! –Bianca fue corriendo hacia donde su hermana estaba y, en el trayecto, piso uno de los vestidos que le habían regalado a Sarah.

-¡Cuidado, salvaje! –Se queja la niña rubia.

-Asombroso –Exclamó viendo la cantidad de instrumentos, obviamente de plástico -¿Oye, Sarah, no quieres que te haga una incisión?

-¡No!

***

Una vez que estuvieron en la sala junto a los demás para ver los regalos que había debajo del árbol. Bubba les mostró a sus hijos su nueva pulsera...

Nunca Te Irás - Leatherface x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora