Nunca Te Irás - Leatherface x OC

Capítulo 23

Keith y Lila se despidieron de los Roth, Matt estaba entre ellos; habían decidido irse hacia Nuevo Mexico por un tiempo, Richard y Bianca se encargarían de hablar con la policía, y Matt se ofreció también luego de escuchar lo que realmente había pasado, después de todo era abogado.

-No te preocupes, estarán a salvo –Le dijo su hermano asomado por la ventanilla antes de que partieran.

Keith era el encargado de conducir, Lila iba de acompañante con un mapa de la ruta que debían seguir, detrás estaba el bebé durmiendo, por suerte el movimiento del vehículo lo hacía descansar.

-¿Quieres pasar por..., ya sabes? –Le pregunta Keith.

-No estoy segura, me trae malos recuerdos.

-Ya no hay nadie ahí, aunque sea para mirar... sé que lo extrañas.

Sin decir más, él tomó por ése camino, aquel que había tomado cuando fueron hacia la vivienda de Aaron Roth. Lila pudo divisar la casa, estaba echada a perder, todos los arreglos que ella buscaba aplicarle no se habían realizado, no faltaba poco para que sea una auténtica "casa abandonada" y ni quería imaginarse como debía estar el cobertizo, de seguro ni existía. Al pasarla, ella siguió con la mirada clavada en lo que pudo haber sido su hogar.

-Mi tío de verdad quería dejarme esa casa, su peor temor se hizo realidad... está cayéndose a pedazos.

-¿Él la construyó?

-Su padre y abuelos.

-Lo comprendo.

En eso sienten una explosión en una rueda, aparentemente habían pisado algo filoso que provocó que una rueda se les pinchara.

-¡Maldita sea! –Brama Keith frenando –No puede ser.

-Y justo aquí –Murmura Lila desabrochándose el cinturón, va hacia el asiento trasero para liberar a su bebé y tenerlo en brazos, el niño se había despertado asustado por el estruendo.

-¡Oigan! –Los llama una voz femenina, Keith no tiene tiempo para girarse, está concentrado cambiando la rueda por la de auxilio. Lila, en cambio, si la ve, sería una chica de su edad, se cubría la ausencia de cabello con una bandana y estaba vestida con unas botas para montaña, un jean agujereado y una blusa que lucía arañada -¿Los ayudo en algo?

-Se nos pinchó una llanta pero ya estamos en eso... ¿Y tú de dónde vienes?

-Tengo una casa por aquí.

-¿En serio? ¿Cuál es?

-Es esa –Le señala la que le pertenecía a los Roth.

-Vaya... ¿Y cómo la conseguiste? ¿Hace cuánto que vives aquí?

-¡Lila! –Le reprocha Keith –Déjala en paz, lo lamento, es una metida.

-¿Lila? –Susurra Natasha pero los otros dos no la escuchan.

-No soy metida, sólo quiero saber cómo es que vive en mi casa y no estoy enterada.

-¿Tú eres Lila Roth?

-...Sí –Le responde sorprendida, Keith deja de hacer el cambio de rueda para sumarse a la charla.

-Amm... -Intercambia miradas con ambos y se fija en el bebé que Lila seguía teniendo en brazos - ¿Es tu hijo?

-Te lo diré en cuanto me expliques de dónde saliste –Le contesta acercándose más a tal punto que sus narices por poco se tocan, es entonces cuando el rostro de la chica le resulta familiar -... espera, a ti te conozco.

-Es imposible, no te he visto en mi vida.

-No, no..., estoy segura que tu cara la vi.

-Miren, es una larga historia, lo único que puedo decirte es que tu casa me sirvió como refugio, y... si quieres volver a habitarla debo decirte que...