Nunca Te Irás - Leatherface x OC

2° Parte - Capítulo 17

Debido a la cuarentena por la que estamos pasando y que todos estamos aburridos, al menos así me siento jaja, decidí adelantar la publicación de la segunda parte. No los enumeré como 1, 2, etc. Sino iba a ser muy confuso; aproveché hacerlo ya que la estoy por terminar y tengo la mayoría de los capítulos guardados aquí en borrador por si tenía que formatear el pendrive y los perdía. Así que, que lo disfruten ;)....

Sonaba su despertador, ella lo apagó y con dificultad se sentó en la cama, se percató de que a su izquierda las sábanas estaban deshechas, evidenciando que su acompañante ya estaba despierto. Se dirigió al baño y, luego de acicalarse, se asomó al dormitorio contiguo, en su cunita reposaba su bebé, se veía tan lindo y tierno; con cuidado cerró la puerta para que siguiera durmiendo.

Bajó hacia la cocina para hacerse su desayuno, y ahí estaba él, su marido y, hace unos meses, flamante papá. El grandulón llevaba puesto su traje formal, lucía su barba bien emparejada y el cabello tirado hacia atrás con gel, tal como se lo exigían en la oficina. A ella le daba gracia verlo, ya que él detestaba esa cosa rara que debía ponerse en el pelo.

-Buenos días -Le dice rodeándolo por detrás con sus brazos.

-Buen día... ¿Dormiste bien? -Le pregunta con voz grave, a Lila le parecía muy sexy, ahora que se había sometido a una cirugía para su rostro como también se había encargado de asistir al dentista para que sus dientes recuperaran su verdadera forma, lucía más bello que nunca.

-Sí, aunque no me gusta despertarme y que no estés conmigo.

-Lo sé, lo sé, pero debo desayunar temprano -Se aparta y le da un beso en la frente -, voy al trabajo, nos vemos a la hora de cenar.

Lila últimamente se arrepentía de haberlo traído a la ciudad, estaba hecho un hombre civilizado, un auténtico padre de familia que salía a trabajar y luego regresaba casi a la noche sólo para estar unas pocas horas con ella y el bebé, los fines de semana Lila buscaba aprovecharlos al máximo pero él estaba agotado y prefería descansar. En cuanto lo vio abrir la puerta, ella corrió a sus brazos.

-Lila, tengo que irme y lo haces tan difícil -Le dice correspondiéndole el abrazo para satisfacerla.

-Quédate conmigo, como en los viejos tiempos..., podemos cantar y te enseñaré palabras nuevas.

-Cariño, ya me enseñaste todo lo que necesitaba saber... y aprendo cada palabra nueva en el trabajo, así que...

-Así que nada, quiero que estemos juntos -Le insiste -..., Bubba, por favor.

-Lo siento, Lila, pero de alguna manera hay que mantener la casa -La toma del mentón y le da un corto beso en los labios -, te amo -Le susurra colocándose sus gafas de sol y ella lo ve subirse a su auto nuevo. Al mismo tiempo, su bebé comienza a llorar como si supiera que su padre acababa de dejarlos solos.

Inmediatamente lo toma en brazos...

-Ya, ya..., mami está aquí... -El pequeño seguía con los ojos llorosos -¿Es por papá? Él volverá..., volverá...

El despertador suena y la hace volver a la realidad, sin embargo, Lila aún sigue pensando en aquella situación...

-Bubba..., Bu... -Abre los ojos y, observa su despertador al igual que todo su dormitorio, era totalmente distinto -, otro maldito sueño -Masculla y apaga el despertador con furia, casi a punto de tirarlo al suelo.

Se coloca sus pantuflas y se observa en el espejo, aún tenía su embarazo de siete meses, la panza ya estaba tan grande que se sentía a punto de explotar, no veía la hora de tener a su hijo en brazos. Incluso muchas veces pensaba ¿Será tan alto como Bubba? Después de todo parecía que sería un bebé grandote.