En multimedia: Alicia Keys - Fallin
No he podido dormir ni un poco durante la noche.
He estado sola en el departamento todo el día, y eso, de algún modo, me ha dado un espacio conmigo misma para canalizar lo que está pasando. O al menos lo que me ha confesado Adam.
Sé perfectamente que lo que me ha dicho no ha sido cualquier cosa y aunque no he tenido un ataque de pánico al escuchar que corro peligro si estoy junto a él y he aparentado estar tranquila, lo cierto es que muero de miedo. Y quizás no tanto por mí, sino por Adam, e incluso por su amigo Isaac que ni siquiera lo conozco.
Escucharlo decir que podrían matarlo me ha hecho mirar desde otro punto de vista la vida. No quiero que algo le pase, Adam se ha vuelto parte de mí ahora, ambos nos hemos complementado y ciertamente ya no podemos estar sin el otro y saber que está envuelto en negocios turbios o lo estará muy pronto, me asusta, me aterra. Principalmente sabiendo que realmente Adam no quiere estar ahí.
He decidido quedarme con él porque una vez leí en uno de los libros de mi estantería que, es muy fácil estar al lado de una persona cuando todo marcha perfectamente, pero cuando todo se pone realmente complicado muchas personas tienden a tomar el camino fácil, a huir. Puede que no sea precisamente la mejor situación para poner a prueba la frase, pero yo no voy a dejarlo solo. Sé que no hay mucho que yo pueda hacer, de hecho, no hay nada que yo pueda hacer, pero pienso convencerlo de que hable con la policía o al menos que piense en otras alternativas ahora que tenemos tiempo.
Aunque han pasado horas desde la confesión, aún continúo impresionada, como si esto no estuviera pasando, como si fuese un libro que estuviera leyendo y sólo me estuviera imaginando que formo parte de esto tan descabellado, pero no, está pasando, y es verdad. Lo es. Y no voy a mentir, hay una parte de mí que me grita que me vaya, que me aleje, que lo deje porque es lo correcto. Supongo que es la sensata quien está hablándome.
Inmediatamente pienso en mis padres. De seguro no me lo perdonarían, quieren verme crecer, no siendo producto de un mundo como ese y siendo usada como amenaza para manipular a Adam. Porque tarde o temprano pasará. Sé que a mis padres les decepcionaría mucho saber el rumbo y las decisiones que estoy tomando y ciertamente, tendrían todo el derecho a estarlo.
Pero ¿Qué es lo correcto? Yo quiero a Adam, pero no esa vida.
Luego de que me marché de su apartamento no sin antes ordenar el desastre y limpiar sus nudillos, le he pedido que vaya al hospital por la mañana y que me diera al menos un día entero para pensar. Tomando en cuenta quien es Adam, debe estar volviéndose loco por mi petición. Quizá piense que estoy pensándome mejor la decisión que he tomado porque es una decisión que podría afectar mi futuro, pero lo cierto es que s elo he pedido porque quiero digerirlo todo. Quitarme esa sensación de que es sólo una alucinación. Meterme en la cabeza de que estas cosas suceden y está precisamente sucediéndole a la persona con la que quiero estar, de la que me he enamorado.
Es totalmente irreal. Pero necesito metermelo en la cabeza.
Las chicas hace menos de una hora han llegado al apartamento para convencerme de ir al Privilege. No tengo ánimos de nada, ni siquiera de hablar con ellas sobre lo que está pasando y no puedo explicarles porqué no puedo ir.
Adam y yo quedamos en darme un día y ese día no ha pasado y verlo precisamente pelear por dinero no es algo que me apetezca ver hoy. Mucho menos sabiendo porque lo hace ahora.
—Algo te ocurre, ¿Está todo bien?
Asiento con la cabeza cuando mi cabeza me grita que le diga que no. —Sólo no quiero ir, no sé porqué les parece extraño.
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Bajo el cielo de Vancouver
RomanceElle es sinónimo de monotonía; lucha constantemente contra su piano, asiste a clases de pintura cada miércoles, intenta dividirse entre leer las aburridas lecturas de la universidad o leer una de esas novelas románticas mientras sueña con algún día...