Tener al amor de mi vida en mi regazo, con los ojos cerrados y con todos esos golpes y sangre sobre su cuerpo, brotando de él, me hace comprender una cosa. No la merezco y nunca la voy a merecer.
Elle está totalmente inconsciente y el pantalón está lleno de sangre. Por más que intente despertarla, no lo hace, no reacciona.
-¿Qué haces? -me pregunta Isaac cuando la tomo en brazos.
-No voy a esperar a la puta ambulancia. ¿Te vas conmigo o te quedas?
Isaac sacude la cabeza y me ayuda a meterla dentro. -Eso no se pregunta.
Pone en marcha el auto e ignoramos los gritos de Don.
Las palabras de Macon no salen de mi cabeza y Stella interponiéndose tampoco me deja en paz. Pero nada de eso importa mucho ahora. Sólo Elle.
Lloro sin importar que Isaac esté aquí. Acerco a Elle a mi rostro y beso sus mejillas y su nariz. Tiene moretones en el rostro y rasguños. Los labios resecos, cortes en sus brazos y la herida de bala me preocupa. Se mira tan delgada y frágil que no puedo sentir el alivio completo de haberla recuperado si ahora estoy viviendo esta pesadilla.
-Te necesito, nena -le susurro en el oído-. Por favor, no me hagas esto. Por favor, por favor quédate conmigo. Mierda, Isaac, acelera -le suplico a gritos.
Quince minutos después llegamos al hospital. Nos hemos topado a una ambulancia cuando veníamos de camino por la carretera, imagino debía ser una de las que ha llamado Don.
Isaac ni siquiera se aparca correctamente y corre hasta la puerta para cargar a Elle por mí. Corre con ella en brazos hasta hasta las puertas del hospital. Cuando cruzamos las puertas, una enfermera se acerca y rápidamente montan a Elle en una camilla y se la llevan. Sigo a los doctores, pero sólo es un poco antes de que nos detenga y nos pidan quedarnos en sala de espera.
Le lanzo un puñetazo a la pared y pego mi frente a esta y grito y lloro. Es una completa mierda. Isaac se sienta en una banca y me toma la muñeca para que lo mire. Hay una doctora detrás de mí que se ofrece a curarme la herida en el brazo, pero me niego. No quiero moverme de aquí. No quiero irme a otro lugar que no sea aquí con ella.
-Yo me quedaré, no creo que recibamos noticias sobre Elle todavía, Adam. Deja que te cure, viejo. No seas terco -es casi una suplica. Y tiene razón. Así que termino cediendo.
Al cabo de unas horas, luego de haber revisado mi herida, he hablado con Amanda y ha llegado junto a los padres de Elle y con Tamara.
Es la segunda vez que los veo y desearía que hubiera sido en otro ambiente y no en un hospital.
Poco a poco siento que me desespero más y más al no tener noticias sobre el estado de Elle. Y pese a todo lo que está sucediendo, me recuerdo que lo he logrado. Había prometido que la traería de vuelta y es lo que hecho.
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Bajo el cielo de Vancouver
RomanceElle es sinónimo de monotonía; lucha constantemente contra su piano, asiste a clases de pintura cada miércoles, intenta dividirse entre leer las aburridas lecturas de la universidad o leer una de esas novelas románticas mientras sueña con algún día...