En multimedia: Sam Smith - Fire on fire
Un mes después...
Tener a Adam a mi lado, y sobre todo, saber que parte de eso ha sido por la deisión que tomé hace cuatro semanas atrás, me hace feliz. Con Adam a mi lado todo es más fácil, más sencillo y desde entonces vivo en una burbuja de felicidad que ni yo misma puedo creer. Lo cual es muy irónico.
Después de nuestra alocada reconciliación no nos hemos vuelto a separar o discutir como antes. Es decir, normalmente discutimos como cualquier pareja lo hace, pero son peleas absurdas que ni siquiera tienen razón de ser. Pero, que al terminar el dia, terminamos resolviéndolo. Juntos.
A veces pienso que realmente tiene una leve obsesión por hacerme suya. Hemos tenido más sexo que cualquier otra pareja. Ha sido toda una locura desde entonces.
Definitivamente he dejado las clases de pintura y Phil junto con los demás de la clase me prepararon una despedida y he terminado llorando y casi acobardandome por la decisión que había tomado. Ahora se podría decir que únicamente asisto a la universidad y nada más, por lo que he podido visitar más veces de las que puedo contar a mis padres, aunque como es de esperarse, a mamá no le basta.
Por algún motivo, he pensado el cómo sería la reacción de mis padres si conocieran a Adam. En la última visita les he hablado sobre él, mamá se ha emocionado como nunca antes y me ha pedido conocerlo y aunque les he dicho que pronto lo llevaría, la verdad es que, no es así. Ni siquiera he hablado con Adam, no sé si conocerlos le incomode porque aunque hemos aprendido un poco a lo largo de estas cuatro semanas, no significa que haya cambiado del todo. Todavía hay muchas cosas que aún le parecen ridículas o que les es difícil de cumplir.
Por otro lado, los tipos ni Arnold se han vuelto a aparecer. Y no voy a mentir, aunque frente a Adam finjo calma, lo cierto es que cada que salgo a la calle los nervios y el miedo me atacan porque, por alguna extraña razón, siempre siento la necesidad de mirar a todos lados como si alguien estuviera siguiéndome o vigilando cada paso que doy.
Ya no siento esa calma que sentía al salir a la calle y mucho menos sola. No se lo he dicho a Adam para no asustarlo, de seguro pensará que no llevo una vida normal por su culpa. Eso es lo último que quiero que crea. Hace dos semanas Adam conversó con un oficial en el apartamento y han comenzado a darle seguimiento al caso, aunque es un poco complicado. La escasa información está complicando la captura.
Así mismo, que pasemos tanto tiempo juntos y que las cosas marchen tan bien se debe a muchas cosas, una de ellas, a que Adam ha ido dejando las peleas desde que él e Isaac terminaron de pagar la deuda y se ha dedicado más a trabajar en el estudio y dejar currículums por aquí y por allá.
Ha sido decisión suya. Sigue yendo de vez en cuando, solo, para evitar que nos miren juntos, si voy es por mi cuenta, pero ya no es como antes. No salimos del edificio ni andamos tomados de la mano y ciertamente se la pasa metido en mi apartamento. Ya ni siquiera me tomo la molesta de ocultarlo. Amanda y Tamara se llevan bien con Adam, pero siguen sin saber la verdad detrás de que Adam y yo sólo podamos estar juntos en estas cuatro paredes.
-¿Por qué no respondes el maldito teléfono? -es lo primero que dice Amanda cuando le abro la puerta.
Son casi las dos de la tarde. He estado sola toda la mañana, hasta ahora. Adam ha salido temprano a ayudarle a Isaac en el estudio y no me ha llamado una sola vez. Tampoco lo he hecho yo para no molestar.
-Bueno, no lo he escuchado. ¿Ha pasado algo? -me acerco a ella y se queja antes de abrazarme.
-Estoy en problemas.
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Bajo el cielo de Vancouver
RomanceElle es sinónimo de monotonía; lucha constantemente contra su piano, asiste a clases de pintura cada miércoles, intenta dividirse entre leer las aburridas lecturas de la universidad o leer una de esas novelas románticas mientras sueña con algún día...