wherever you are

CAPITULO 9.

Calum se va en una una hora. Si me paro a pensar en el tiempo, todo ha pasado muy rápido. Desde que teníamos seis años hasta ahora, la primera vez que pasaremos tanto tiempo lejos el uno del otro.
Calum está delante mío. Está dormido. Demasiadas emociones el día de hoy. No puedo evitar mirarle. Me encanta verle de esta manera, parece tan indefenso, tan inocente, tan él, tan real. Empiezo a acariciarle el pelo, es una tentación, lo necesitaba. Es tan suave. Del pelo paso a la mejilla y de allí voy bajando por el cuello con el dedo índice. Me paro en el pecho y apoyo la mano entera suavemente. Noto su corazón latir. De repente Calum levanta su mano, coge la mía y entrelazamos nuestros dedos. Sigue con los ojos cerrados pero supongo que es consciente de esto. Nuestras manos entrelazadas forman uno. No me suelto, ni quiero hacerlo. Estoy cómoda. Estoy segura. Calum siempre me ha hecho sentirme así cuando estoy con él.

La hora llega. Quedan 5 minutos para que venga el coche que tiene que recoger a Calum. Toda su familia y la mía (e incluso algunos vecinos, y amigos) están en la calle esperando. Calum era al último al que venían a recoger. No me quiero despedir de él. Siento tanto dolor por tener que empezar una vida sin él. Siento un nudo en la garganta, de eso que estas a punto de llorar. Calum se despide de todos uno a uno. Con dos besos, un abrazo; da lo mismo. Es mi turno. Se para delante mío. Me mira y le miro. Soy la última persona de la que se va a despedir. No sé qué hacer. Si le abrazo o seguimos uno delante del otro. Con tanta mirada no puedo evitar sonreír, y él tampoco; sonreímos. Necesito llorar. Se va. Se va. Se va. Se va. Me inclino hacia él. Le paso las manos por el cuello y me pongo de puntillas porque es más alto que yo, él tira la mochila y pasa sus manos por mi cintura. Y me susurra oído:

-Llorica.

-Tonto.

-No me sueltes.

-No lo haré.

-Te voy a echar de menos.

-Te quiero.

-Te quiero.

-Te quiero.

-Te quiero.

Le quiero. Más que a un amigo. Lo tenía claro. Pero, ¿debía decirselo? ¿Era este el momento adecuado? Pienso y NO. ¿Y si le digo que le quiero y decide quedarse para estar conmigo? Decido guardarme las palabras y los sentimientos. No se lo voy a decir.
Nos soltamos. Nos miramos otra vez. Me coge de la mano. Me da un beso en la mano.

-Me tengo que ir. El coche ya ha llegado.

No tengo palabras así que agacho la cabeza. Me va soltando poco a poco la mano. No quiero que me deje. Los dedos del medio, que se llaman dedos corazón son lo último que toco de él. ¿Qué ironía verdad? Lo último que toco de él es lo primero que necesito. Miro como va cargando el maletero con sus dos maletas. Cierra el maletero y se va a subir al coche. Abre la puerta, dentro están Michael y Luke. Me mira por última vez. Levanta su mano, ¿adiós? No puedo, no aguanto más. Salgo corriendo, pero salgo corriendo hacia donde está Calum. Me coje en el aire, me engancho a él cual mono y le beso, nuestros labios se juntan. Mueve sus labios lenta y sensualmente, yo le sigo. Me gusta, es como si nos estuvieramos fusionando en un único ser. Es algo que cuesta explicar. Movimientos lentos y coordinados. Cierro los ojos. Sus cálidos, carnosos y tan deseados labios junto a los míos. Se me eriza la piel. Su lengua con la mía. El corazón va demasiado rápido, es como si se fuera a salir del pecho. Es una sensación única, que sé que solo Calum me va a poder hacer sentir. Pero cómo no, el vacío se ensancha entre nosotros. Ya no tengo sus labios, por mucho que los esté buscando, ya no le siento conmigo. Mis pies tocan la tierra. He vuelto. La gente de alrededor aplaude. Me siento avergonzada así que intento esconderme en Calum abrazándole, por última vez.

-Vete -le susurro entre todo el alboroto.

-Ahora no puedo irme.

-Vete. Te esperaré lo que haga falta.
Sonríe, sonrío.

-Cuantísimo te quiero.

Se monta en el coche. Arranca y se va. Me toco los labios con la mano. Sigo sintiendo a Calum, aunque poco a poco voy perdiendo la sensación. Se ha ido.