CAPITULO 25.

817 70 1
                                    

04:00. Llevo un rato mirándo a la nada, asimilando todo lo que me ha dicho Calum, asimilando que el dolor que siento no es ni comparación con el dolor que sufre él. Hace dos semanas a estas horas estaría entre los brazos de Calum, sintiendo su cuerpo con el mío, ay. Demasiadas emociones hoy. En estos momentos veo que es más importante para mí de lo que pensaba, que le necesito más de lo que pensaba. Me gustaría tanto decirle que a pesar de todo, a pesar de todo lo que nos está pasando, le sigo mirando con los mismos ojos, del mismo modo. No quiero que las cosas cambien, no quiero que a partir de ahora cuando hablemos sea diferente, es que no quiero que dejemos de hablar. Si solo me hubiera dado la oportunidad de contarle lo que siento yo... Pero, ¿necesita tiempo no? Yo le daré el tiempo que necesite, estaré aquí esperándole, pendiente.

Las manos en la cara, el no poder parar de llorar tras cuatro horas, después de tanto tiempo sin escucharle, ya casi ni me acordaba, o simplemente me dolía recordarle. Sigo aquí, tumbada, mirando a la penumbra, a la nada; la necesidad de escucharle otra vez me puede, fuerzo los ojos, para recordar una triste imagen suya, una triste sonrisa se dibuja en mi cara, fuerzo los ojos para intentar escucharle cantar, difícil, pero no imposible. Así transcurre mi noche, bueno, mi mañana, forzándome a recordar, a recordar a Calum; hasta que en un punto me quedo dormida, pensando en Calum obviamente. Creo recordar que lo último que pensé de él fueron sus brazos, los brazos que me envuelven durante las noches junto a su respiración en mi nuca, eso que me hacía sentirle tan cerca de mí.

Me despierto de un brinco, menos mal, era una pesadilla. Cojo el móvil y lo miro, un par de mensajes de Eithan, aún sigue riéndose de mí por mi intento fallido del beso. Es un momento que mejor no recordar mucho, aunque recordarlo me hace que sonría y me entre una risa floja que pronto se desvanece. Bah, no voy a seguir en la cama lamentándome, suficiente llorera tuve ayer.

wherever you areDonde viven las historias. Descúbrelo ahora