CAPITULO 18.

717 74 1
                                    

Voy arrastrando la mochila. Vale sí, al final me he desmadrado como me dijo Calum. Estoy llorando, frustrada. ¿Por qué? Mi queridisimo Calum... Le echo tanto de menos... Echo tanto de menos tener un amigo como él... Echo tanto de menos esas noches en las que se colaba en mi habitación... Llego a casa, espera, las llaves. Se me han olvidado, y mis padres están trabajando. Vale bien, eres lista, me dgo a mi misma. ¿Ahora qué hago? No pienso volver al instituto, eso lo primero.

Alguien sale de casa de Calum. Mali, su hermana, me mira, supongo que tendré los ojos rojos. Se acerca a donde estoy. Me coje de la mano y me lleva a su casa. Sin decir palabra alguna. Me ofrece agua, y pañuelos.

-¿Quieres helado?

Asiento. Y me trae ua tarrina gigante de helado de chocolate para aliviar este dolor. Me pregunta qué me pasa, y cómo no, se lo cuento. Menciono lo que ha pasado en clase ahora mismo, y aunque me cuesta, le cuento lo que pasó también ayer. Lo que sé que siente Calum por mí. Ella solo asiente. Me deja terminar de hablar y:

-Es cierto, Calum no me lo ha dicho todavía, pero se nota que te quiere de verdad. Sé que es algo que ahora mismo no quieres escuchar, que es duro, pero es cierto. Cuando más deliz esta, cuando más real es, es cuando pasa tiempo contigo. Después de que esté contigo vuelve a casa más feliz. Da igual que tenga un mal día, porque tú se los alegras. Esto suena super ñoño y todo, pero es la verdad. Te duele por no quererle, o eso dices. Pero no es así. Le quieres, no del mismo modo, pero obviamente le quieres, más de lo que piensas si no no te habrías ido de clase. O simplemente no quieres asimilar el poder querer a alguien. Y hablando de clases... Enserio, ¿cómo te has atrevido?

-Ha sido fácil. He cogido la mochila y me he ido.

Mali se ríe. -Bueno, me tengo que ir a hacer una par de cosas, quédate el tiempo que necesites, mis padres no vienen hasta tarde asi que no te preocupes. Hablamos otro día.

Asiento. Mali se levanta coge su bolso, se despide y se va. Y aquí estoy yo, en una casa que no es la mía, llorando cual tonta, con una tarrina de helado. No temo querer a alguien. No temo querer a Calum. Solo que no le quiero del mismo modo. Dejo la tarrina en la mesa y decido subir a su habitación, a la habitación de Calum. Abro la puerta, todo está oscuro. Busco el interruptor y enciendo la luz. Contemplo. Faltan cosas, pero otras muchas siguen aquí. Me inunda un olor suyo, tan suyo. Su cama. Recuerdo el día que me levante entre sus brazos. Envuelta. Decido tumbarme en su cama. Huele tanto a Calum... Me gustaría tanto que estuviera aquí, tenerle aquí. Necesito que sepa que le necesito como amigo. Cojo el móvil. Marco su número. Dos pitidos y me coje.

-¿Tú no deberías estar en clase?

-(¿Tu no deberías estar aquí conmigo?) Me he escapado.

-¿Para llamarme?
-Más o menos. Necesito hablar contigo Calum...

-Uf, no suena muy bien... Pero tira.

Vale, ahora mi dilema es, como empiezo, como decirle a tu mejor amigo que no le quieres de la misma manera...

-¿Tienes tiempo no?

-Para tí siempre.

-Enserio.

-Me estás asustando, debe ser muy importante... Enserio, sí. Hoy descansamos estoy dispuesto para ti.

-Calum, tú y yo... Somos amigos, ¿no?

-Claro. Sin duda. Mejores amigos.

-Solo amigos, ¿no? No hay más sentimientos...

Silencio. Se me acelera la respiración. No quiero que me cuelgue.

wherever you areDonde viven las historias. Descúbrelo ahora