CAPITULO 22.

796 71 3
                                    

-Le necesito como el aire al respirar. ¿Sabes? Necesito volver a sentir, necesito ver como se entrelazan nuestras manos, volver a ser feliz. Necesito que me ayude a bajar del puente porque sola no puedo, necesito que me cante canciones, necesito escucharle tocar la guitarra. Que me cante con su voz raspadita, dormirme en su pecho lentamente, con un proceso bonito. Sentirle respirar, sentirle vivo, que me susurre durante las noches, que se cuele en mi habitación para dormir conmigo porque solo no puede, que este dispuesto las veinticuatro horas del día, ir con él a ver qué tatuaje nos hacemos y acabar sin nada. Aunque no hay peor marca imborrarle que no tenerle. No hay peor sensación que el vacío, un vacío que no se puede rellenar. ¿Qué hago Eithan? ¿Qué hago?

No me contesta, tampoco espero respuesta, yo en su lugar no sabría qué decir. Pero:

-Mira, te propongo una solución. Por lo que se ve tú sacas buenas notas. ¿Y si consigues una beca para irte a Estados Unidos? Es decir, ¿y si vas a Estados Unidos a estudiar en verano?

-¿Estados Unidos?

-Sí, hay becas para ir en verano a ciertos lugares para mejorar el inglés, aprender otras culturas...

No me esperaba para nada que me dijera algo así. Ni si quiera esperaba que me contestara. No sé cómo reaccionar. Aunque realmente no estaría mal, en verano es cuando Calum no va a estar yendo de un lado a otro de Estados Unidos. Es cuando se va a dedicar a escribir canciones junto a Luke y Michael.

-Creo que es algo que debería pensarlo detenidamente.

-Yo solo te lo comento. Llevamos como una hora hablando de tu amigo. Necesitas verle, te entiendo.

-Lo siento. Solo sé dar el coñazo.

-Que va si me encanta escuchar.

Sonríe. Sonrío. Eithan también me trata muy bien. Ahora mismo no le querría perder, está siendo un gran apoyo en estos momentos.

-¿Salimos a despejarnos? ¿Y tomamos algo? Yo invito.

-Bien. Déjame prepararme. Subo a mi habitación.

Abro el armario, lo primero que veo es la camisa de Calum, ay. Huele tanto a él...

Eithan y yo estamos en un Starbucks cual hipstas xd. Yo tengo un chocolate caliente, él un café. Me encanta cómo huele el café, pero odio el café, su sabor me parece tan... raro... Hablamos. Me habla de él, de lo que pasó en su anterior colegio. Lo mucho que sufrió, el daño que le causaron, el daño psicológico y físico. Aún tiene marcas de palizas que le dieron. Lo que no entiendo es por qué. No le cuesta nada hablar de esto, se nota que lo tiene más que superado. Admirable, en serio. No dejar que los comentarios de los demás te afecten, de las personas ajenas, confiar en tí mismo, saber lo que eres y lo que no. Le miro a Eithan mientras me habla de él, miro sus ojos, sus oscuros ojos. Bajo la mirada a sus labios... No son como los de Calum, son mas finitos; secos por el frío. Siento una tentación de tener que probarlos. Una mala tentación. Sonríe. No sé que ha dicho pero sonrío. Bebo de mi chocolate. Me relamo, me giro para seguir escuchándole, pero se para y se ríe. ¿Qué ha pasado? No ha dicho nada gracioso. Ni yo he dicho nada.

-Te has manchado de chocolate.

-¿Qué? ¿Dónde? -qué vergüenza.

-Espera que te lo quito.

Coge una servilleta y me limpia la nariz. Que vergüenza, enserio. Creo que me he puesto roja, tengo calor y Eithan no para de reírse. Le pego. Aún así se sigue riendo, y pronto me estoy riendo con él.

Son las 23:00, llevamos un rato dando vueltas sin rumbo alguno. Debería volver a casa, pero estoy muy cómoda con Eithan y hacía tiempo que no estaba así, que no me sentía tan bien. Pero esto no quita que en parte esté pensando en Calum.

-Me tendría que ir yendo para casa Eithan. -rompo el silencio.

-Bien, te acompaño.

No decimos nada, aunque creo que no necesitamos palabras para estar cómodos los dos. Lo único que ha habido durante el camino han sido sonrisas y miradas, le miro, me mira nos reimos. Vuelve mi tentación. Ya hemos llegado.

-Gracias por esto Eithan. Lo necesitaba.

¿Abrazo? ¿Dos besos? ¿Un beso?

-No sé como reaccionar, pero para eso está Eithan. Se acerca a mí, me empuja hacia él con un brazo. No, no son como los abrazos de Calum, en los abrazos de Calum cierras los ojos inconscientemente mientras te inunda su olor y calor. Los de Eithan son como más distantes, no tiene olor. Poco a poco me separo de él, le miro, lo siento Calum.

Me acerco a sus labios mientras me pongo de puntillas. Lentamente, pero a la vez rápidamente. Antes de hacer algo que no debo, me paro, me paro a ocho centímetros de él. No debo. A su vez veo que una mano se va acercando a mi cara. La mano de Eithan. Mis pies tocan en su totalidad el suelo, ya no estoy ni de puntillas ni a ocho cenímetros de Eithan. Se ríe. Entre carcajadas me dice:

-Creo que está claro, ¿no?

-¿El qué?

-Por favor. No me digas que no te has dado cuenta. ¿No se me nota?

-No te entiendo. -estoy tan confusa...

-Cómo decirtelo sin que te sientas estúpida... A ver... Pues... Pues que me van las pollas, qué coño.

Boquiabierta. Sonrío. Me río. Vale, he quedado muy mal, ¿soy la única que no lo había visto venir?

wherever you areDonde viven las historias. Descúbrelo ahora