Me dirigí al café donde había quedado con Amanda esta tarde.
Ella ya estaba ahí. Se había recortado el cabello en una melena que le llegaba a los hombros, traía posiblemente nada de maquillaje más que sus labios pintados de un tono rosa pálido.
Vestía con un pantalón verde oscuro y un suéter negro. Parecía algo demacrada.
Al llegar ni siquiera se paró para saludar. Y la verdad que bueno por mi ya que no quería ser yo el mal educado.
-Ya estoy aquí. ¿Y bien?
Amanda no se inmutó en hacer ningún otro gesto. Agarró su taza de café y dio otro sorbo.
-¿Quieres algo?
Negué.
-Amanda no quiero perder mi tiempo así que dime que es tan urgente.
Soné brusco como regularmente acostumbraba tratar a todos pero al parecer a ella ni le importo o ni siquiera pareció escucharme. Se re acomodó en su silla y por fin hablo.
-¿Cómo va todo con tu chica?
Me molestaba su actitud. Era bastante extraña. ¿Por qué citarme para preguntarme por __?
-Pues bien.- contesté seco.
-He conocido a otro chico sabes, estoy saliendo con el- me dijo sonriendo. Me forcé por no soltar una carcajada o empezar con mi antiguo yo sarcástico y sangrón… sin embargo parecía inevitable no reír ante esto que me acababa de decir o hacer un comentario irónico por el hecho de que quería darme celos.
Lo siento, no pude evitarlo.
-Y yo con el pendiente… ¿quieres acaso darme celos o que Amanda?- solté una carcajada burlona –Escucha, no vengo aquí a hablar de ti ni de el pasado. Me dijiste que se trataba de mi y era algo urgente. Ojalá no haya sido esta estupidez.
Amanda por fin cambió su expresión y puso una media sonrisa.
-No te desesperes. No te quiero dar celos de nada idiota –hizo una pausa- solo trato de que estemos lo más en paz posible.
-Ve directo al grano Amanda- pedí.
Amanda suspiró.
-Esta bien- tomó su bolsa y sacó algo de ahí –Creo que esto te pertenece.
Era el anillo de bodas que le daría a __ el dia que me atropellaron.
Se lo arrebaté de inmediato y lo envolví en mi mano como si fuese una reliquia.
-¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué lo tienes tú?
Amanda esta ves no sonrió ni se mostro agresiva. Sino más bien como la conocí.
-El día que fui a visitarte y estabas dormido, me senté en un sillón pequeñito que estaba al otro lado de tu cama. Y sentí algo ahí. Estaba tu chamarra, la sacudí y de uno de los bolsillos salió el anillo.
Pensé que no lo recuperaría. Aunque me costara decirlo lo hice:
-Vaya, gracias Amanda.
Al fin ella sonrió sin maña. Como la primera vez que la vi.
-Y otra cosa- prosiguió –Se dónde se encuentra Liam.
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The Big Bang
Teen Fictionsolo me burlé de ella y la usé para pasar el año. Pero ahora, dos años después el destino nos unió, y ella cambió sin duda, es sexy e irresistiblemente hermosa, me encanta. Ah claro, y es actualmente la novia de mi hermano.