Capitulo 59

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Me dirigí al café donde había quedado con Amanda esta tarde.

Ella ya estaba ahí. Se había recortado el cabello en una melena que le llegaba a los hombros, traía posiblemente nada de maquillaje más que sus labios pintados de un tono rosa pálido.

Vestía con un pantalón verde oscuro y un suéter negro. Parecía algo demacrada.

Al llegar ni siquiera se paró para saludar. Y la verdad que bueno por mi ya que no quería ser yo el mal educado.

-Ya estoy aquí. ¿Y bien?

Amanda no se inmutó en hacer ningún otro gesto. Agarró su taza de café y dio otro sorbo.

-¿Quieres algo?

Negué.

-Amanda no quiero perder mi tiempo así que dime que es tan urgente.

Soné brusco como regularmente acostumbraba tratar a todos pero al parecer a ella ni le importo o ni siquiera pareció escucharme. Se re acomodó en su silla y por fin hablo.

-¿Cómo va todo con tu chica?

Me molestaba su actitud. Era bastante extraña. ¿Por qué citarme para preguntarme por __?

-Pues bien.- contesté seco.

-He conocido a otro chico sabes, estoy saliendo con el- me dijo sonriendo. Me forcé por no soltar una carcajada o empezar con mi antiguo yo sarcástico y sangrón… sin embargo parecía inevitable no reír ante esto que me acababa de decir o hacer un comentario irónico por el hecho de que quería darme celos.

Lo siento, no pude evitarlo.

-Y yo con el pendiente… ¿quieres acaso darme celos o que Amanda?- solté una carcajada burlona –Escucha, no vengo aquí a hablar de ti ni de el pasado. Me dijiste que se trataba de mi y era algo urgente. Ojalá no haya sido esta estupidez.

Amanda por fin cambió su expresión y puso una media sonrisa.

-No te desesperes. No te quiero dar celos de nada idiota –hizo una pausa- solo trato de que estemos lo más en paz posible.

-Ve directo al grano Amanda- pedí.

Amanda suspiró.

-Esta bien- tomó su bolsa y sacó algo de ahí –Creo que esto te pertenece.

Era el anillo de bodas que le daría a __ el dia que me atropellaron.

Se lo arrebaté de inmediato y lo envolví en mi mano como si fuese una reliquia.

-¿Dónde? ¿Cómo? ¿Por qué lo tienes tú?

Amanda esta ves no sonrió ni se mostro agresiva. Sino más bien como la conocí.

-El día que fui a visitarte y estabas dormido, me senté en un sillón pequeñito que estaba al otro lado de tu cama. Y sentí algo ahí. Estaba tu chamarra, la sacudí y de uno de los bolsillos salió el anillo.

Pensé que no lo recuperaría. Aunque me costara decirlo lo hice:

-Vaya, gracias Amanda.

Al fin ella sonrió sin maña. Como la primera vez que la vi.

-Y otra cosa- prosiguió –Se dónde se encuentra Liam.

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