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Te acuerdas del hermano mayor

Después de dos semanas de entrenamiento en la playa, Yuan Zong volvió a Beijing con un grupo de alumnos de Yantai.

Antes de salir, Yuan Zong compró especialmente algunas especialidades de Yantai, donde las peras de Laiyang eran bastante famosas. Sin embargo, en el mercado estaban todas mezcladas, y tenía miedo de no poder comprar las más auténticas. Así que Yuan Zong condujo deliberadamente hasta un huerto local en Laiyang, para recoger en persona las frutas del árbol, eligiendo las más largas y crujientes. Con el precio de una de esas peras podía comprar una cesta de las normales.

No fue hasta esa misma tarde que el coche de Yuan llegó a Beijing.

Xia Yao no había visto a Yuan en seis o siete días y se sentía un poco más relajado por eso.

La voz de Da Ge seguía siendo un poco pobre, Xia Yao no sabía si era debido al frío que había hecho un par de días antes, y el pájaro tenía la voz un poco ronca, con el simple aroma de semillas de pájaro, aún así el pájaro seguía en un silencio interminable. En orden de darle un descanso a sus orejas, Xia Yao dedicó parte de su tiempo en narrar una historia y grabó un gran número de palabras en la grabadora.

Por lo que Xia Yao a veces se encontraba aturdido, cuando de repente se formó una gran excitación.

-¡Hey! Es un gran acontecimiento en el mundo, ha pasado mucho tiempo, ha pasado mucho tiempo, ha pasado mucho tiempo.... es bueno, es mejor que Zeng Zhiwei...

Xia Yao había tenido la idea de darle ese pájaro a alguien más incontable veces. Podría levantar la jaula y el pájaro más grande se pondría a decir "Te amo", pero el corazón de Xia Yao ya no podía soportarlo.

Además, Xia Yao había estado esperando que Yuan Zong volviera desde hace un par de días así podía llevarse rápidamente de vuelta ese tesoro viviente.

Cuando Yuan Zong aparcó el coche, Xia Yao estaba de pie en el balcón hablando con Peng Ze, pero cuando sus ojos captaron la sombra de Yuan Zong, Xia Yao dio falsas excusas y se despidió rápidamente.

-¡Tengo que darme una ducha, podemos hablar cuando termine!

Cuando Yuan Zong vio a Xia Yao, pudo ver una sonrisa en su cara.

-¿De vuelta tan pronto? -Preguntó Xia Yao.

Yuan Zong le pasó la bolsa a Xia Yao una bolsa.

-Especialidades.

A Xia Yao le gustaba comer peras. Cuando iba al colegio, su madre siempre le cortaba trozos de pera y se los ponía en la fiambrera para que Xia Yao se las llevara al colegio. Sin embargo, al ver las peras que había comprado Yuan Zong, Xia Yao hizo un gesto de desprecio.

-Las peras de nuestra familia son todas de categoría especial. Naturalmente son sin pesticidas ni usamos fertilizantes químicos. ¿Quién quiere tus peras?

Yuan no dijo nada, cogió la bolsa de peras y se dio media vuelta.

-Dámelas -Dijo de repente Xia Yao.

Yuan Zong se inclinó hacia Xia Yao -¿No eras reacio a que te diera estas peras?

Xia Yao murmuró: -No me gusta comer cosas dulces... ocasionalmente tengo que comer cosas saladas para cambiar mi paladar.

Yuan no se movió.

-¡DAMELAS! -Gritó Xia Yao de forma dominante.

Yuan Zong cogió la bolsa y fue hacia él, dándole las peras a Xia Yao.

Xia Yao trajo un cuchillo de la cocina y lentamente empezó a cortar la piel de la pera. Eran cortes muy lentos, pero la piel era tan gruesa que siempre se le rompía.