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Por supuesto que era el primer beso de Laozi

Giró la cabeza, y cogió una de las pequeñas rocas del suelo antes de levantarse, mirándole fijamente a los ojos, y lanzó la roca haciendo que se balanceara a través del agua, rompiendo las olas. Después de jugar durante un rato, Xia Yao miró de forma inconsciente hacia uno de sus lados, para encontrarse con que Yuan seguía en la misma posición, mirándole fijamente. Sus pupilas eran como el río Yangtze surcadas por olas de barro, intensificando su mirada.

Xia Yao no pudo contenerse: -¿En que estás pensando ahora?

En solo segundos, el hombre de mas de un metro ochenta y dos fue levantado por Yuan Zong, y un par de robustas manos lo sujetaron por la nuca. La cabeza fue forzada a retroceder. Las fuertes hormonas masculinas golpearon la boca de Xia Yao, intento evadir el aroma, pero sus dos delgados labios fueron atrapados por la boca de Yuan. La distancia entre ambos labios era realmente estrecha, pero de repente fueron forzados a abrirse y una lengua llena de un sabor depredador fue introducida en la suya.

Xia Yao sintió como la arena entraba en su boca antes de darse cuenta de que estaba siendo besado, pateó su pantorrilla levantando aún más arena.

Yuan era una persona áspera y de mal temperamento, pero ante tal situación, no tenía forma de componerse a si mismo. No tenía esa sensación de asombro persistente como cuando un hombre y una mujer se besaban. Su lengua era corta, ansiosa e inesperada, cerro su boca rápidamente, parecía que solo había sido un instante... un instante completamente descontrolado.

Xia Yao miró hacía arriba, hacía Yuan Zong con una expresión desconcertada. Yuan Zong le mostró una sonrisa realmente masculina.

Xia Yao tardó apenas unos segundos en reaccionar e intentar romper el agarre de Yuan Zong, y le gritó: -¿Estás loco?

Yuan Zong estaba realmente loco en aquel momento, porque la mano de Xia Yao estaba explorando la parte de atrás de su cuello, era un movimiento simple pero su corazón se encontraba en el mismo estado que su boca...  calentándose hasta quemar, hasta el punto en el que parecía que iba a explotar.

Toda la situación era muy rara para Xia Yao, nada comparado con el sentimiento entre hombre y mujer.

Xia Yao respiró con dificultad, su corazón... su corazón se sentía realmente incómodo, sin ser capaz de desahogarse. El beso que acababa de darle Yuan Zong y el beso que le había dado aquel extranjero "Brown" en el ring eran completamente diferentes. Aquel beso le hizo sentir humillado y asqueado y no podía esperar para golpear a la otra persona en la cara. Sin embargo, no se sentía de la misma manera hacia Yuan. Quizás es porque llevaba tiempo mentalizándose para este momento. Y solo había pasado como algo que sucedía en un momento incómodo.

Yuan Zong centro su atención en Xia Yao antes de preguntar: -¿Habías besado a alguien antes?

-Tonterías. -Respondió Xia Yao. -Soy joven. ¿Cómo es posible que esto no me haya pasado antes?

Xia Yao era joven y no sabía esconder bien las mentiras para salvar su reputación. La última vez que había mentido había sido para ocultar sus propios actos y Yuan Zong solo sabía lo que sabía. Pero esta vez, no era mentira del todo, después de todo su último beso había sido con Brown.

Yuan Zong no estaba familiarizado con los pensamientos que estaban recorriendo la mente de Xia Yao, y simplemente podía observar el significado de la mirada de Xia Yao.

Hubo un momento de silencio.

De repente, un puño golpeó repetidamente contra la superficie del río, y una capa de arena fue levantada, cayendo sobre la cara y el cuerpo de Xia Yao.

Xia Yao lamió sus labios y miró alrededor, para descubrir de golpe que la cara de alguien se había oscurecido. No era una máscara falsa que se hubiera puesto, si no el rostro de alguien que no podía controlar lo molesto que estaba.

-¡Era el primer beso para Laozi! (Laozi es una forma ruda de decir yo)

Xia Yao no entendía por qué, pero cuando Yuan Zong había gritado esa frase, poniendo ojos tristes, Xia Yao sintió la urgencia de reír.

Pero se resistió, y en su lugar soltó las siguientes palabras:

-¡... Te lo mereces!

Haciéndote el listo día y noche independientemente de la ocasión, esta vez, yo tengo la sartén por el mango, ¿jode verdad?

Xia Yao no sabía si estaba cogiendo ventaja de la situación o sufriendo una pérdida.

Un segundo después, fue arrastrado por Yuan quien le advirtió varias veces que no se riera, pero la amenaza era inútil. Xia Yao no estaba dispuesto a parar. Xia Yao sonreía y gritaba hasta que fue lanzado al suelo. Nunca se había sentido tan avergonzado, la arena cubría su ropa, haciendo que pareciese un mono desnudo.

Xia Yao lucía completamente indefenso, y Yuan Zong le dejó ir reticentemente.

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Son tan inocentes y lindos los dos... que hace tan fácil adorarlos.

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