¡Mordiendo orejas!

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Xia Yao se acomodó firmemente en la espalda de Yuan Zong, sin ser consciente del cambio de la persona que estaba debajo de él, y continuó con su debate previo.

-No puedo vencerle... ¿nada?

Yuan Zong se mantuvo en silencio, centrando toda su atención en el culo de Xia Yao. No le gustaba Xuan Da Yu, con sus brazos enganchados en sus piernas, agarrando con sus grandes manos a Xia Yao por las caderas. Él para empezar podía hacer a Xia Yao sentirse más cómodo, y segundo, el mismo estaba más cómodo de esa manera.

Los predecesores de Tyson trabajaron duro para mostrarnos el camino. Si no podemos vencerlos, le morderé las orejas! -Cuando la voz se apagó, Xia Yao apretó el enganche que tenía alrededor del cuello de Yuan y acercó su boca...

Hasta que le mordió la oreja.

Esta vez, si Yuan Zong hubiera sido una persona promedio, hubiera sido doloroso y se habría obligado a abrir la boca para emitir una queja, y probablemente hubiera decidido lanzar a la persona que lo había mordido en el río que había cerca, para irse andando abandonándolo allí. Esa desde luego no era una boca ordinaria, e incluso seguía un ritmo mientras chupaba aquella oreja humana.

Sin embargo, Yuan Zong solo arrugó su entrecejo, pero no hizo ningún intento por liberar su oreja de la boca de Xia Yao. Simplemente apretó la oreja, y los músculos que la rodeaban, de esa forma la oreja se volvió más resistente e impenetrable.

-Ah, está duro... -Dijo Xia Yao antes de aumentar sus esfuerzos en cada mordida.

Yuan Zong siempre llevaba con él un pequeño espejo. Era uno de esos ítems que todo guardaespaldas debe llevar, y que le permitía fácilmente ver los alrededores y el ambiente para verificar si alguien lo estaba siguiendo. Pero ahora estaba escondido en el segundo botón. Lo sacó para poder admirar la expresión de Xia Yao y el gran mordisco, y disfruto de los grandes cambios emocionales que todo eso estaba provocando en él mismo.

Gradualmente, el encantador negro de las pupilas de Xia Yao se fue estrechando, y la fuerza de sus dientes empezó a descender. Pero no la dejo ir, sino que cambió el morder por masticar, convirtiendo la comida de su boca en una herramienta para apretar los dientes.

La oreja de Yuan Zong era como la de una persona muerta, y no era capaz de oír los sonidos de su alrededor. Solo el suave sonido del masticar podía sentirse, como una larga, y sin fin ola de besos en la playa, sosteniendo su corazón.

Yuan Zong no pudo evitar disminuir el ritmo al que caminaba, así Xia Yao podía masticar su oreja más fácilmente, por lo que caminaron por más de dos horas antes de llegar a la puerta.

Xia Yao llevaba la llave de su casa en la mochila, y le daba miedo poder despertar a la madre de Xia. Por lo que Yuan Zong volvió a escalar hasta su ventana.

Un movimiento difícil, Yuan Zong subió a la ventana con Xia Yao. En el proceso, no solo no se soltó de su espalda, sino que ni siquiera liberó su oreja.

Yuan Zong puso gentilmente a Xia Yao en la cama, siguiéndolo con su propio cuerpo, no había forma de que lo soltará. Xia Yao se sentía completamente relajado en la espalda de Yuan Zong.

Aunque se encontraba reticente, Yuan Zong le susurró a Xia Yao: - Es hora de que abras la boca y sueltes.

Aparentemente no era lo que Xia Yao quería oír, porque lo mordió aún más fuerte.

Con miedo de despertar a Xia Yao, Yuan Zong se limitó a liberar la parte superior de su cuerpo y se inclinó sobre uno de sus lados. Era muy complicado. En un simple vistazo a Xia Yao, sus ojos no estaban cerrados del todo, el negro brillaba a través de sus párpados, revelando que estaba borracho, juguetón, ajustado, provocativo, borroso...

La primera vez que vio a Xia Yao, Yuan Zong fue cautivado por sus ojos, eran como las espadas y caballos de las óperas de Pekín. Su forma de mirar, estaba lleno de las ricas costumbres de la clase alta.

Yuan Zong lo miró con gran intensidad, y en sus pantalones, su enorme dragón despertó.

Xia Yao apretó sus labios sin dejar que Yuan sacará su oreja fuera, y volvió a mordisquearla. Inmediatamente después se fue a morder la parte más cercana a la cara, metiendo la oreja por completo en su boca, y apretando sus afilados dientes.

El gigante escondido bajo los pantalones de Yuan rugió, y su pecho emitió un somnoliento, y pesado quejido.

Xia Yao no era consciente de nada de lo que pasaba a su alrededor.

Las pupilas de Yuan Zong hervían en sangre caliente y no era capaz de controlar los obscenos pensamientos que sacudían su mente.

Tenía muchas ganas de romper la ropa de Xia Yao, quería tocarlo, jugar con él, alimentarse de sus pezones, frotar su pene, abrir sus muslos, e incluso pensó que un día Xia Yo le dejaría beber.

Xia Yao cogería el enorme pene de Yuan Zong y se lo metería en la boca, comiéndoselo meticulosamente disfrutando del sabor...

Yuan Zong respiró, aunque la idea se difuminara, todo lo demás acabaría poniéndose en práctica.

Sin embargo, Yuan no hizo nada y se resistió durante más de una hora. Xia Yao finalmente se durmió y perdió la fuerza en con la que sostenía su oreja.

Yuan Zong apenas tuvo que usar sus dedos para empujar su mejilla y poder irse.

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