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Experimentando, un paso hacia el entendimiento.

Se acercaron a comprar unos cuantos pescados a la parrilla, algo de barbacoa y una cerveza. Y ambos se sentaron con las piernas cruzadas en uno de los bancos que había en el borde del río hablando tranquilamente.

-¿Por qué te alistaste en la armada?

Xia Yao pensaba que Yuan tendría algún tipo de sentido de misión o una especie de adoración infinita hacía las armas características de los soldados, pero la respuesta de Yuan Zong fue particularmente simple.

-Solo quería que mi familia viviera un poco mejor.

Xia Yao rellenó los vasos de cerveza y permaneció en silencio.

-Mi padre no tenía ningún tipo de renombre o propiedades en su lugar era pobre. Se casó con mi madre ya entrado en la treintena. La salud de mi madre era delicada, y ya estaba en los cuarenta cuando tuvo a mi hermana. Por lo que yo no tenía tiempo. Nada más me gradué me aliste en la armada. Antes de eso había empezado a mezclarme con gente complicada, pero después, la armada me moderó y conocí a un grupo de camaradas los cuales solo teníamos sentimientos hacia las tropas.

-¿Estabas reticente de abandonar la armada?- Preguntó Xia Yao.

Yuan Zong añadió: -Mi sueño es montar una academia militar privada.

Xia Yao se comió una brocheta mientras escuchaba algunos de los logros de las tropas de Yuan Zong. Si no fuera porque se retiró prematuramente ,Yuan Zong habría conseguido grandes logros para el país. Quizás era por la sensación de impotencia ante las decisiones que Yuan Zong había tenido que tomar que Xia Yao suspiró involuntariamente.

Yuan Zong vio como el rostro de Xia se entristecía. Le tocó la piel con una cerveza fría antes de seguir: -No hablemos más de mi. Hablemos sobre ti. Cuando eras pequeño, me apuesto lo que sea a que eras un niño travieso.

-¿Dónde has escuchado eso?- Xia Yao se negó a contestar. -Cuando mi abuelo aún estaba vivo, el clan Xia entero no se separaba ni un solo día, pero no teníamos abuelas. En aquel entonces, todos vivíamos juntos, pero no teníamos los instintos familiares que aparecen en las series de televisión. Éramos felices, de hecho, en mi infancia a parte de tener niñera y chófer, lo demás es igual al resto de la gente.

Respiró antes de continuar:

-Nunca fui a un colegio privado. Mi abuelo siempre decía que no era bueno aislar a un niño en un círculo pequeño. Fui a un colegio público. En el pasado, casi ninguno de mis compañeros conocía mi origen, y yo solía evitarlo ignorando el tema, mis compañeros y yo siempre hemos tenido una buena relación. Después cuando fuimos a la universidad, todos maduramos, y mi grupo de amigos se fue haciendo más y más pequeño. Hay demasiadas restricciones en nuestra vida. Ahora no puedo ni hacer amigos.

Xia Yao contó muchas cosas y dijo que su familia pensaba que esos vínculos de amistad le habían conllevado una carga psicológica negativa, y que su esfuerzo y trabajo duro era anulado por la inutilidad de otras personas... Esas palabras no eran fáciles de decir a la gente de fuera. Pero hoy, esas palabras fueron derramadas.

Después hablaron de sus juguetes en la infancia. Xia Yao tenía una particular sensación de superioridad. El hablaba de coches de juguete de edición limitada, e incluso algunos de ellos importados, de videojuegos electrónicos recién fabricados que aún no habían llegado al mercado. Mientras que los juguetes con los que se entretenía Yuan eran muy diferentes, como aros, monos de hielo, juegos a puntillas o de cartas...

De ahí pasaron a hablar de lo que solían comer en su infancia, los dulces del norte eran muy característicos, peras y pérsimmons congelados, y piezas de chicle dulce por sólo 5 céntimos.. y hablaron de los enormes dumplings rellenos del norte, los burritos rellenos, el cerdo dulce salteado con noodles... Xia Yao babeaba tal cantidad de saliva que podía haber llenado una piscina.

-Si tengo la oportunidad te llevaré a mi pueblo natal, seguimos teniendo un local donde hacen la cocina norteña más auténtica. -Dijo Yuan Zong.

Xia Yao no pudo hacer otra cosa más que asentir. Su mirada caló profundamente en Yuan Zong.

Sin darse cuenta, el sol había empezado a inclinarse hacia el oeste, y Xia Yao sintió como la temperatura bajaba drásticamente, haciéndole consciente de que se estaba haciendo tarde. Miró el reloj, para ver que ya eran las 5 de la tarde, y gritó inmediatamente:

-¡Ooh por Dios! ¿Es tan tarde? Vamos, ¡Date prisa! Tenemos que irnos rápido, o no podremos llegar a casa antes de las 12 de la noche.

Yuan no dijo nada, sacó una chaqueta del maletero de la moto y se la puso a Xia Yao antes de que ambos se embarcaran en el camino de vuelta a casa.

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Gracias por leer... y recordar: Avanzar Valientemente y hasta el próximo viernes!