Ven y monta conmigo en busca de aire fresco.

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Después de clase, aunque Yuan Zong no le había pedido que se quedará... Xia Yao se fue rezagando con la intención de quedarse pese a no tener permiso. Para ser honesto, seguía sin estar seguro que hubiera sido el mismo Yuan Zong el que hubiera cocinado aquel pastel de Loto. Así que se dirigió directamente a la cocina para cotillear a través de la puerta.

Solo había una persona en la cocina.

Las raíces estaban hirviendo en una salsa roja, y Yuan Zong movía lentamente la cazuela. Espero hasta que se empezó a enfriar, entonces les quitó hábilmente la piel y las colocó dentro de un bol y le añadió trozos de azúcar cristalizado, azúcar con aroma a osmanthus dulce. Lo cubrió con aceite y lo puso al vapor.

Xia Yao se paró antes de entrar en la cocina. Yuan se dio la vuelta y se aproximo a él, y añadió con voz baja:

-Si quieres mirar, ven y mira. ¿Por qué tienes que hacerlo en secreto?

Xia Yao empujó la puerta, y su larga figura se apoyó en el marco de la puerta. Se podía ver un poco apreciación en su mirada. Y un sabor amargo.

-Eres versátil

Yuan Zong caminó en dirección a Xia Yao apoyando su brazo musculoso debido a años de ejercicio sobre el marco de la puerta, justo encima de la cabeza de Xia Yao, y lo miró fijamente.

-¿Quién me ha puesto las cosas difíciles?

Xia Yao ignoró deliberadamente todas las implicaciones de esa frase. Golpeó suavemente el hombro de Yuan antes de añadir de forma educada: -¡Gracias!

-¿Gracias por qué? ¿He dicho que fuera para ti?

Xia Yao sintió como su humor se hundía rápidamente, y la mano que aún reposaba sobre el brazo de Yuan fue apretada.

Yuan cogió la mano que estaba sobre su hombro y la apartó, cogiéndola con ambas manos, sus ojos miraban a Xia Yao dulcemente.

-Si quieres puedes decirlo directamente la próxima vez, esta vez dabas demasiada pena.

Xia tiró de su mano con incomodidad.

Yuan Zong le preguntó: -¿Qué vas a hacer durante las vacaciones?

-La policía se mantiene de servicio. Solo hay dos días de vacaciones, no podemos irnos lejos... Debo de quedarme cerca en caso de emergencia. Normalmente voy de compras con mis amigos o a jugar a cartas.

-Eso es lo que hacen las mujeres. -Dijo Yuan Zong. -Te llevaré a un sitio.

Nada más decir eso llevó a Xia Yao hacia las escaleras que llevaban al garaje. A parte de dos coches, había una moto. Los ojos de Xia Yao fueron directo a la Haley Haute Couture, sus ojos abiertos de par en par. Un chasis de cromo y aluminio que dejaba expuesto casi todo el cuerpo de la moto a la fría luz metálica. Los colores, el pulido, las perforaciones y la decoración hacía que aquella bestia brillara... de una forma masculina.

Anteriormente casi todas las películas de Hong Kong solían tener ese tipo de escenas donde un grupo de hombres atractivos conducían sus motocicletas llevando chaquetas de cuero negras, botas de cuero y guantes. Una docena de hombres llevando esas majestuosas y grandes motocicletas por las calles. Para Yuan Zong quien había nacido a principio de los 80, tenía un apego especial a esas bicicletas.

Todo hombre soñaba con tener una Harley, y Xia Yao no era la excepción. Cuando tenía unos 18 o 19 años, estaba deseando comprarse una, pero su madre era muy estricta. Ese tipo de vehículos, junto con los fuertes vientos, podían ser demasiado impresionantes, y era muy fácil volverse salvaje y acabar teniendo un accidente. Aunque Xia Yao solo había montado en moto un par de veces, aún extrañaba la sensación de volar libre.

-¿Qué tal si te llevo a dar una pequeña vuelta a Yellow River? -Comentó Yuan Zong. -Esto es lo que los hombres hacen.

Xia Yao estaba obviamente impresionado, pero no dijo nada, sus manos acariciaron la motocicleta. Apretando y soltando el acelerador. Al final, no puedo contener el entusiasmo que lo recorría por dentro hasta su corazón. Se veía montandola durante un viaje largo.

-La probare primero.

Yuan Zong le lanzó su casco y sus gafas especiales para el viento. Cuando se lo puso, se sentía pesado, aunque también cool. Yuan Zong estaba de pie en medio del amplio campo de entrenamiento mirando atentamente a Xia Yao que arrancaba la moto, acelerando, girando y volviendo a acelerar, su increíble figura y la moto fundiéndose en uno. Después de conducir alrededor del gran campo, se adentro en la carretera.

Después de llevar un par de años sin montar una moto, Xia Yao se sentía insatisfecho. En el momento en el que se tenía que quitar el casco, su pecho seguía agitado. Le encantaba la libertad y la sensación en su corazón.

Yuan Zong había estado cargando algo, movió su mano y sacó el pastel de glutinoso de arroz.

-¿Qué dices? ¿Quieres ir? -Preguntó Yuan.

Los ojos de Xia Yao brillaban, y su voz estaba llena de una excitación que era difícil de ocultar.

-No montaré en la moto contigo. Quiero comprarme una igual.

-Está esta modificada a mi propio gusto, solo hay una en el mundo. ¿Dónde podrías comprar una con unas configuraciones tan geniales?

Xia Yao miró a Yuan Zong: -¿Estás presumiendo, verdad?

-En fin, si no quieres ir... -Yuan Zong sacudió el tupper con el dulce pastel de arroz, la coacción era obvia.

Xia Yao cogió a Yuan Zong por la muñeca, quitándole el pastel... antes de irse suspiró

-¡Lo hablaremos más adelante, ok!

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¿Y que opináis hasta ahora de la historia? Poco a poco va completando la serie.

Gracias por leer, y nos leemos en el próximo capítulo, no os olvidéis de valorar y comentar si os ha gustado... y ya sabéis, Avanzar Valientemente.


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