Capítulo 4: Akatsuki: Infiltrado✓

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Tras aquella "Plática" con la Hokage y el Concejo. Naruto salió de la torre Hokage sin expresión alguna, solo iba caminando hasta su casa cabizbaja.

No prestaba atención a nadie, ni a nada en específico, en lo único que pensaba era en lo dura que a sido su vida hasta ese momento. A pesar de ello, siempre se había mantenido positivo, hasta ahora, después de todo...

Uno se cansa de fingir estar feliz cuando realmente no lo estás.

Naruto doblo en una calle, ya estaba a una cuadra de su casa, pero como no iba prestando atención, chocó con alguien.

—¡Lo Siento Mucho! Yo no iba prestan.... ¡¿Hinata-Chan?!

—Naruto-Kun...—. Susurró la chica mientras se sonrojaba tiernamente. —Yo... Bueno... Hace un rato había visto que unos ANBU te habían llevado y... Quería saber sí estabas bien.

Naruto se había quedado viendo atentamente aquellos ojos Blanquecinos de la mujer enfrente suyo, aquella mujer que nunca lo ofendió y al contrario de los demás, siempre estuvo para él.

—Hinata, yo... Fuí Exiliado.

Susurró con delicadeza bajando su cabeza. Hinata se quedó pasmada ante las palabras de Naruto, unas crudas palabras que nunca había escuchado antes provenir de él.

Ella poco a poco se iba acercando a Naruto y al ver que no se quitaba, ella lo abrazo. Al principio Naruto no se lo correspondió, pero al cabo de unos segundos en silencio, él paso sus manos alrededor de su cuello acercándola a él, hundió su cabeza en su larga cabellera con olor a moras y dejo fluir unas cuantas lágrimas amargas que corrían por sus mejillas libremente.

—Yo... Estoy contigo Naruto-Kun...

Susurró Hinata con una amabilidad impecable mientras mantenía una sonrisa totalmente sincera.

—Se que lo estás... Siempre los has estado...—. Su voz se escuchó temblorosa.

—Naruto-Kun.

El nombrado tardo unos cuantos minutos en responder al tratar de estabilizar su voz, sabía que sí hablaba de más, ésta se rompería.

—Yo... Todos me tratan mal... Me desprecian, pero tú... Siempre estás ahí... Para mí.

Naruto se despegó del abrazo para verla a la cara, aún manteniéndose cerca de ella con sus manos sosteniendo su espalda.

Hinata estaba sonrojada, demasiado, ella nunca había estado tan cerca de Naruto como lo está ahora.

—Yo no te despreció... Yo te... Quiero Naruto-Kun.

Ambos se quedaron viendo directo a los ojos. Hinata pudo observar como a Naruto le iban saliendo Lágrimas a chorros que escurrían por sus mejillas. Ella Titubeó por un momento, poniéndose de puntitas, le dió un tierno beso en la nariz del chico, para después, con su pulgar secar el rastro de sus lágrimas con cierta ternura.

—Hinata-Chan...—. Susurró con apenas un hilo de voz.

Hinata juntó su frente con la de Naruto. —Yo siempre te voy a querer...

Sus piernas temblaban, sus respiraciones de mezclaban por la cercanía de ambos, sus corazones latía como locos.

Sin embargo; él rubio no quería meterla en problemas.

Ella es un ángel...
Y yo un demonio...

—Todos me odian por ser un demonio...—. Susurró con reproché.

—Claro que no—. Exclamo ella al instante. —Tú Eres y Siempre Serás Uzumaki Naruto.

Lastima que los Akatsuki están detrás de mí, como dijo Danzō, soy un peligro para la aldea por ser un Jinchūriki y... Soy un peligro para ti también, Hinata-Chan—. Pensó al instante el Rubio.

𝐉𝐢𝐧𝐜𝐡𝐮̄𝐫𝐢𝐤𝐢 © || 𝐔𝐳𝐮𝐦𝐚𝐤𝐢 𝐍𝐚𝐫𝐮𝐭𝐨 || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora