De Regreso a Mí. Trilogía: "Viva la Vida".

Capítulo 49.

Cuidado chico ella te va a tragar,

(Oh-no aquí viene) es la come hombres — Hall & Oates.

Me despierto, estoy recostada en el sofá de mi casa.

No tengo idea de cómo es que he llegado aquí en primer lugar.

Y segundo, cómo es que Raúl está a mí lado. Como si nada.

—Siento haberte golpeado. —Me dice mientras coloca un paño un poco empapado de agua en mi frente.

Me toco la cabeza, no se siente nada raro, gracias a Dios no me salido aún un gran chichón.

—¿Por qué demonios me golpeaste? —grité molesta.

—Pensé que eras el asesino.

—¿Por qué sería yo mi propio asesino? ¡Idiota! —grito de nuevo.

—No, me malinterpretes, estaba oscuro no se veía bien nada desde la parte delantera de la casa.

—¿Qué demonios hacías ahí en primer lugar? ¿No sé suponía que Kieran y tú se habían ido hace mucho tiempo de ahí?

—Volví porque... —Raúl se removió un poco en su asiento, estaba nervioso esa era una señal clara de ello para mí, lo sabía porque lo conocía bien— no lo sé, tuve esta corazonada de que algo no estaba bien de lo que la mujer nos estaba diciendo.

—¿Qué fue lo que les dijo?

—Ella dijo que no sabía nada, lo último que supo fue lo de la muerte de su nieta querida y adorada, sus palabras, no mías.

—No le creyeron, ¿o sí?

—Por supuesto que no, pero nos dimos cuenta de que la señora no nos iba a decir mucho más, sentados ahí, así que Kieran propuso que buscáramos un poco en sus finanzas.

—Así que está con Ariana.

—¿Con quién?

—Con Ariana.

—No sé quién sea esa persona, él dijo que iría con un amigo experto en tecnología, Adrián creo se llama.

Me reí.

Porque tanto Kieran como yo sabíamos que, en toda la ciudad, el mejor hacker del mundo era Ariana.

Así que debía de estar con ella, porque no hay otra persona en el mundo a quien le pueda confiar una tarea de esa magnitud, sobre todo sí quería encontrar algo rápido y sin alertar a la policía de ello.

Ariana era la chica.

—No me hagas caso, pero creo que estás envejeciendo, esa es la única explicación para que le hayas cambiado el nombre a Ariana.

—Estoy muy seguro de que él dijo Adrián.

—¿Así como estabas muy seguro de qué eran siete películas de Harry Potter?

—¿Por qué tenemos que pasar por eso otra vez cada que me equivocó?

—Porque al igual que esa ocasión, aprendiste a la mala que yo siempre tengo la razón, te guste o no.

—No siempre la tienes.

—En eso también te equivocas.

—Seguro —dijo él soltado las manos al aire en un claro signo de que se rendía como siempre ante mí— supongo que no tengo que preguntar que hacías en ese lugar, ¿verdad?