Capítulo 29.

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Yo solo morí en tus brazos esta noche — Cutting Crew.


¿Recuerdan lo que dije de dividir y conquistar?

¿Y qué unidas éramos mejores y más?

Olvídenlo.

Después de las primeras dos horas de búsqueda, nos dimos por vencidas, y mejor nos dividimos.

Y pues eso es lo que hemos estado haciendo sin parar por más de cuatro horas, se nos hacía tarde para irnos a la parrillada de nuestro padre, y lejos de parecer unas compradoras totalmente cuerdas, íbamos de tienda en tienda, de ropa, de accesorios, de libros, música y más tratando de buscar algo que sabíamos sería del agrado de papá.

Obviamente no lo estábamos consiguiendo.

Íbamos a darnos por vencidas, cuando pasamos por una tienda de pesca.

A papá desde siempre le ha gustado la pesca, tienes cientos y cientos de anzuelos y se la pasa contando historias de como desde niño pesco a cientos de peces junto a su padre.

Toda su vida soñó también con tener un hijo varón para poder enseñarle a pescar.

Nunca lo tuvo, por lo que tomó el asunto en sus manos e intento hacer que mis hermanas y yo pescáramos.

Así que un buen día, nos subió a un bote lleno de asquerosa carnada y nos obligó por dos horas a pescar.

Paso media hora, Emma estaba llorando por el calor, mi hermana por los mosquitos y yo había pescado cuatro peces.

Mi papá había obtenido por fin lo que tanto había querido, pero claro como todo en nuestra vida, se fue a la mierda después de que se fue de casa, nunca jamás volvimos a pescar después de eso.

Aunque sabía que le gustaba, y que lo hacía de vez en cuando con mis medios hermanos.

Resulta que mi padre si podía después de todo tener varones.

Con su otra esposa, tuvo dos hijos varones, que cumplieron todas y cada una de sus fantasías y sueños, de vida perfecta.

Aun así, y después de todo el drama porque el que habíamos pasado el año pasado, aun nos amaba a las tres por igual.

O quizás a mí me quiera más.

Entramos a la tienda y seleccionamos un bello kit de pesca, completo. Lo envolvieron y nos lo llevamos.

A las cinco en punto, mis hermanas y yo estábamos en la puerta de la otra familia de mi padre, para la parrillada.


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—Olivia, Iris y Emma, que placer verlas aquí. —Dijo la esposa de mi padre.

Se llamaba Monserrat, ya se suena como a nombre de villana de telenovela mexicana.

Pero ese es su nombre, y la realidad es que la mujer no tiene nada de malvada, ella solo es otra víctima de la situación y ya.

Claro que pudo haberse hecho a un lado y dejar que mis padres fueran felices o infelices para siempre.

Pero bueno.

No puedes tener todo lo que quieras en la vida.

Al contrario, la mujer era un amor de persona, jamás había sido grosera en su vida, ni mis medios hermanos. Fueron, por suerte educados siendo unos niños responsables y cariñosos, aunque no nos conocían hasta hace poco tiempo.

Cuando nos vieron, por primera vez entrar por la puerta, corrieron a abrazarnos.

Claro, que ellos tienen quince y dieciséis años ahora, así que la diferencia de edad es bastante grande, por supuesto nada tiene que ver en el cariño o la comunicación, pero está bien, en realidad agradezco por ello, porque creo que están muy jóvenes para saber qué onda con la situación de sus padres y sus medias hermanas.

Así que aquí estamos.

Esto es todo lo que tenemos.

Y ya.

En cuanto atravieso la puerta de entrada, se abalanza hacia mí el primero de ellos, su nombre es Samuel de trece años, su hermano es Eliseo de catorce años.

—Hola, Iris —dice dándome un gran abrazo de oso, el chico más pequeño apenas y me puede rodear, pero hago como que sí, porque es mi hermano pequeño.

No le digan a Emma, pero siempre quise tener un hermano menor, varón.

Hubiera sido divertido.

Pero en su lugar tengo a Emma y entonces conocí a estos dos niños y ahora no solo tengo un hermano menor, sino dos.

—Hola, Samuel, ¿cómo estás?

—Muy bien ¿y tú? —Les dije que eran niños muy bien educados.

—Bien ¿y papá? ¿Dónde está?

—Afuera preparando la carne para ponerla en la parrilla, ¿quieres que te llevé con él?

—Sí, por favor.

El jovencito me ofreció su mano y me llevó hasta el jardín trasero, miré hacia atrás a mis hermanas, estaban discutiendo con mi otro hermano Eliseo, sobre qué película de Star Wars era la mejor.

Estaba bien.

Porque en eso se llevarían al menos, dos días.

O dos semanas.

Siendo de la familia que eran, quizás dos meses.

Al entrar en el patio, lo primero que pude notar, no fue el olor a carne siendo dorada por la parrilla de mi papá.

Sino una canción sonando por los altavoces.

Desde que era niña, o quizás desde que nací, la música ha formado parte de mi vida, de una manera que me marco.

Le gustaba a mi madre, y a mi padre.

La ponían todos los sábados por la mañana, para todo. Nos ponían a hacer los deberes de la casa y la escuela, con música. Cocinaban, a veces ellos solos, a veces nos pedían ayuda, con música.

Limpiábamos con música.

Jugábamos con música.

Así que la música, de todo tipo siempre estuvo en mi vida.

Pero más que nada, mi genero favorito y el de ellos, siempre fue el rock en inglés. De ahí que sepa hablarlo tan bien. Estuvo en mi vida por años, y ahora es una parte importante de mí.

Oh yo, yo solo morí en tus brazos esta noche

Debió ser algo que dijiste

Solo morí en tus brazos esta noche

Oh yo, yo solo morí en tus brazos esta noche

Debió haber sido algún tipo de beso

Me he alejado, me he alejado

Salía de las bocinas, Cutting Crew.

Y al instante yo comencé a cantarla, mi hermano se me quedo viendo, él no lo entendía, pero mi padre sí. Él canto también conmigo.

Es tan bonito saber cómo a pesar del tiempo y el espacio, hay cosas que nunca cambian.

De Regreso a Mí. Trilogía: &quot;Viva la Vida&quot;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora