De Regreso a Mí. Trilogía: "Viva la Vida".

Capítulo 28.

Tengo un secreto, ¿puedes guardarlo? — The Pierces.

Aún tenía la pequeña libreta en mis manos, cuando escuché pasos venir desde el pasillo. Debía de ser Aby, estaba regresando ahora mismo y yo tenía dos opciones nada más, enfrentarla o dejar lo que había encontrado donde estaba.

No tuve mucho tiempo para pensarlo.

Así que antes de que ella o cualquiera se diera cuenta, dejé la libreta donde la encontré y corrí a mi oficina.

No sé porque hice eso, no averigüe más, solo me quedé inmóvil en mi asiento, pensando porque es que Aby tendría mi libreta de borradores.

La tenía desde que pude aprender a razonar, me la había dado mi padre, estaba finamente bordaba con mi nombre completo, era de color rojo cereza y siempre, siempre, la llevaba a todos lados, aunque sabía que podría perderse algún día, porque mi padre ya me lo había dicho, la cuidaba mucho, por si alguna vez se me extraviaba.

Por eso cuando lo hizo, pensé que sería devuelta en algún momento, pero nunca lo fue.

Era de lo más raro que Aby la hubiera encontrado y no me la hubiera devuelto.

Quizás la había encontrado apenas.

Quizás la tenía ahí para que no se volviera a perder y cuando pudiera me la daría de regreso.

O quizás la tenía ahí porque me admiraba, como yo hacía con Rocío.

El hecho es que esa libreta tenía ya un año desaparecida y la chica que era mi asistente no me había dicho nada de su paradero.

Además, estaba el hecho de que la chica la había ocultado en el único lugar donde yo no la buscaría, mi antiguo escritorio.

Solo dos personas sabían de ese escondite, yo y ella.

Y eso era porque yo misma se lo había mostrado el primer día de trabajo de ella.

No quería, pero lo sentía, aquí había algo raro.

Aquí había gato encerrado.

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Me fui a casa con la sensación de búsqueda inminente dándome vueltas en mi propia cabeza.

No sabía porque, pero sentía que había algo más en el asunto.

O quizás por fin me he vuelto loca, quizás deba de dejarlo ahí.

Me detuve en casa, aparque el auto y bajé con mis cosas en la mano, estaba a punto de meter la llave en la cerradura cuando una caja llamó mi atención. Estaba a los pies de la escalera pequeña que daba a mi puerta.

Era de un muy bonito color azul.

Llevaba un fino listón a juego, blanco.

Colocado estratégicamente para que solo lo deslizaras y abrieras, lo cual hice.

Dentro una nota, me recordaba que yo aún estaba en el juego.

"La curiosidad mato al gato, mi querida Iris"

Sin firma, miré dentro de la caja y estaba una libreta roja, color cereza, nueva, como la que había perdido y encontrado hace unas horas dentro del escondite de mi viejo escritorio.

Debajo otra nota.

"Tengo un secreto, ¿puedes guardarlo?"

Ok.