Capítulo 37.

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Así que expondré todos mis secretos ante todos — OneRepublic.


Puedes evitar todo lo que quieras al universo, puedes esconderte, puedes irte al rincón más apartado del mundo, incluso, pero siempre, siempre, te encontrará y te hará pagar por todo el mal que has hecho en el mundo.

Por eso estaba aquí, parada al pie de la puerta de la casa de la esposa de mi padre biológico.

No quería importunar a nadie, quizás en el mejor de los casos, ella no supiera siquiera que su esposa había tenido dos hijas fuera del matrimonio con mi madre y al final yo solo viniera a ensuciar la buena memoria que su esposa y sus hijos tenían de él.

O quizás, en el peor de los casos y rezaba para que este fuera ese caso, la mujer sabía exactamente lo que él había hecho y al final me entendería, solo para decirme que ella no había hecho nada para atentar en contra de mi vida.

Estaba muerta de miedo, no me malentiendan.

No era nada fácil para mí estar aquí.

Pero necesitaba respuestas, y algo me decía que nadie más querría dármelas.

Así que cuando Nicholas y Raúl vinieron con esta idea, con esta teoría de que esta mujer o alguien de su familia podrían haber sido las responsables de mi casa muerte.

No dude en hacerlo, pero ahora mismo, llevo diez minutos o más, parada frente a la puerta.

Sin hacer nada más.

Bueno, de vez en cuando levanto el puño dispuesta a tocar la puerta o tocar el timbre.

Luego me echo para atrás y lo bajo lentamente.

No estaba tan segura ya de que esto fuera una buena idea.

Y justo cuando me estaba decidiendo, cuando pensaba que esa era la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida, la puerta se abrió de par en par y una mujer de cabello rubio me invitaba a entrar.

—Entra, te he estado esperando.

Les dije, el universo tiene una manera muy irónica y divertida de arreglar todo lo que no debe estar mal.

Entré.

Lentamente di unos pocos pasos hacia el recibidor, teniendo dudas de todo y todos.

Pero aun así lo hice.

Y es que, si nuestras sospechas eran ciertas, estas personas podrían por fin ser las responsables a mi casi final y por fin tendría todas las piezas del rompecabezas de mi vida armadas.

De una vez y por todas.

Aunque, por otro lado, si esto era cierto, venir aquí, sola, no había sido tan buena idea.

Por eso es que Raúl se había quedado esperándome en el coche, solo por si acaso.

—Te preguntarás como es que te he estado esperando, ¿no? —dijo la mujer llegando detrás de mí.

Y cuando me di la vuelta, casi, casi pude esperar a que ella me dejara ir un mazo, una pistola o un cuchillo, lo que sea, hubiera sido mejor que lo que hizo después.

Tomó su mano y la puso en mi hombro.

Cómo si ella supiera que eso es lo que necesitaba que ella hiciera para que yo dejara de temblar.

Sí, estaba temblando.

No del miedo, por supuesto.

Pero es que aún seguía con frío siempre.

De Regreso a Mí. Trilogía: "Viva la Vida".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora