Capítulo 11.

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Amo cuando me dices señorita — Shawn Mendes ft. Camila Cabello.


Cuando un nuevo autor llega a nuestras filas, lo primero que se debe hacer es hacerle sentir que es parte de la familia.

Que lo queremos a él y a su libro más que nada en este mundo.

A veces he tenido que hacer cosas muy locas para mantener a nuestros autores en nuestras filas, por ejemplo, una vez tuve que pagar un viaje con todos los gastos pagados a un parque de diversiones para toda la familia de un autor.

No diré quién fue, solo que gracias a Dios se quedó con nosotros.

Porque de ninguna manera iba a darle más.

En el caso de este hombre, me sorprendió saber que mi jefe había usado todas sus cartas con él, solo por ser su amigo.

No me gustaba el nepotismo.

Adular a alguien nada más porque es tu amigo, sin estar seguro de que el libro que traes a la editorial, es o no bueno.

Lo que me tocaba a mí.

La verdad no sé cuál de las cosas me enojaba más que mi jefe haya pasado por encima de mí y le haya dado el sí, sin consultármelo o que me haya obligado a aceptar cenar con él, solo por adularlo, de nuevo.

Ni siquiera había leído su libro, no había tenido ni tiempo.

Termine mi día laboral, alrededor del siete de la noche y la cita era a las ocho en un restaurante local.

Solo tuve tiempo de ir corriendo a mi casa, darme un baño y ponerme lo más presentable posible antes de llegar corriendo al restaurante que habíamos quedado y tarde, sí puedo agregar.

Ni tampoco tuve tiempo de hacer un gran trabajo para verme bien.

Pero cuando me vi en el espejo que tenía en la pared, justo antes de salir de mi casa, al ver esas ojeras amoratadas, me di cuenta de que no podía irme de esa manera.

Total, sería tan malo llegar cinco minutos tarde, con tal de no verme como un zombie viviente, en ese caso, yo creo que bien valía la pena que llegara hasta media hora tarde.

Me regrese corriendo hacia mi cuarto regañada por mí misma conciencia.


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Gracias a dios, no me tarde demasiado en mi arreglo personal, tampoco quería darle una impresión equivocada al hombre.

Iba a adularlo por el bien de la empresa, no porque quisiera tenerlo dentro de mi cama.

Por mucho que ya haya fantaseado con él, hasta este punto, eso jamás iba a pasar.

Digo, debía de reconocer que el hombre estaba como quería, hacía que cualquier mujer se le bajasen las bragas al instante solo con sonreír o decir hola.

Llegue al restaurante y al no ver a mi autor, pregunte por la reservación que la misma Aby había hecho horas atrás aquí.

—Hola, tengo una reservación para dos, a nombre de Iris Herrera Montemayor.

—Buenas tardes, señorita Herrera, su cita me ha pedido que le avise que viene algo retrasado, pero que en breve estará con usted, si gusta acompañarme la puedo llevar a su mesa o puede esperar en el bar.

—Gracias, puedes llevarme a la mesa, si gustas —genial, él hombre venía tarde, eso era una ventaja para mí.

La chica morena me llevo hasta mi mesa, hizo hacía atrás mi silla y cuando me senté está la deslizó un poco hacía adelante, luego quito la fina y delicada servilleta de tela y la puso en mis piernas, me desconcertó la atención.

De Regreso a Mí. Trilogía: &quot;Viva la Vida&quot;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora