De Regreso a Mí. Trilogía: "Viva la Vida".

Capítulo 42.

Cada vez, sigo volviendo a ti — The Jonas Brothers.

Tuve problemas con inseguridades toda mi vida, mi padre y mi madre hicieron todo lo que pudieron para ayudarme.

Me avergonzaba mi mente, mi cuerpo, mi expresión, mi manera de ser y todo eso me daba ataques de ansiedad casi todos los días.

Cosas pequeñas me hacían estallar.

Cosas sin sentido, hacían que se me cerrará la garganta de miedo, miedo de la gente, de no cumplir sus expectativas.

Mi madre nunca padeció de ello, mi padre menos.

Pero aquí dentro de esta caja, puede estar la respuesta a todos esos problemas que yo nunca supe porque los tenía.

Me da miedo abrirla, sobre todo por lo que decía la nota.

Colocada estratégicamente en el centro de la misma, para poder apreciarse tanto de lejos como de cerca.

"Aquí está la respuesta"

¿Pero y si no era la respuesta que estaba esperando, y si todo lo que estaba ahí dentro me hacía más daño que bien?

¿Y sí, no valía tanto la pena remover el pasado de mis padres, de mi madre, su reputación, por obtener las respuestas a preguntas que hasta hace unos meses no sabía que debía de hacerme?

¿Y sí era mejor quedarme con esa interrogante?

¿Sería acaso por miedo o por protegerme de algo que me podía romper nuevamente en pedazos?

Algo de lo que quizás no iba a recuperarme jamás.

¿O sí?

Como sea, tomé aire, y la abrí.

Recortes del periódico fueron lo primero que salía de ella.

Cuando tenía un año de vida, mi madre puso un anuncio por mi primer año de vida en el periódico, y también uno por mi hermana mayor, ella cumplía tres años.

Nunca supe porque lo puso.

He aquí la razón.

Quería que él lo viera, aunque no estuviésemos juntos nunca, aunque no se decidiera por él, quería que nos tuviera al menos de esa manera.

Después, cartas intercambiadas entre ella y mi padre.

No leí todas, solo dos, pero me basto eso para saber que el contenido de las demás debía de ser el mismo.

Llevaban fotos de nosotras dos, de mi hermana y mías.

De nuestros primeros pasos, de nosotras vestidas de gala, de nosotras vestidas para Halloween, vestidas para ser pajes de una boda.

Todos nuestros recuerdos más preciados, ella los compartió con él.

Y él los guardo.

A pesar de que no estaba con nosotros, guardo todo.

Debajo de ellos, estaban dos medallas del día del padre. La historia de esas medallas era simple, mi padre había ido al festival del día de los padres de la escuela de las dos.

Nos había visto bailar, vestidas de princesas, había participado en las dinámicas y al final se había hecho con el premio del festival, por ser el mejor papá.

Lo llenamos de besos y de felicitaciones, y esas dos medallas yacieron junto a la fotografía que mi madre había tomado para poder recordar por siempre el momento.