De Regreso a Mí. Trilogía: "Viva la Vida".

Capítulo 65.

Dijiste que me querías — 5 SOFS.

Si creías que esto no se podía poner peor, debiste de habértelo pensado mejor.

Porque si se puede.

Debí de haberle hecho caso a mi instinto cuando supe que todo esto estaba mal de alguna manera.

Debí de haber pensado más en mi propia vida y en que ahora tendría mucho que perder si yo moría, aquí, ahora, a manos de personas que como dije todo el tiempo creía que conocía.

Pero no.

Al final todos mis instintos eran correctos, nunca se terminaba de conocer a nadie en esta vida.

—Aby, ¿qué haces aquí? —pregunté aun sin atar todos los cabos de la historia.

Estaba un poco desubicada, es decir tenía las respuestas frente a mí pero aun así no quería verlas, o creerlas.

—Ajustando cuentas, solamente eso, pero me imagino que tienes muchas preguntas a estas alturas del momento, ¿verdad?

—Aby, tú...

—Te voy a pedir por favor que ya no me llames así, mejor llámame como siempre debí de haberme presentado ante ti.

—¿Y cómo es eso? —pregunté intrigada.

—Nunca te has preguntado cómo es que una chica como yo llegó a tu puerta, nada más porque sí.

—Claro que sí, y la respuesta a eso es que quiero suponer que fue suerte.

—Lamento tener que bajarte de tu nube de color de rosa, pero la vida tiene otros colores hermana.

—¿Cómo me llamaste? —mi boca se abrió de par en par.

—De verdad no te habías dado cuenta, ¿verdad? Mismos ojos de nuestro padre, misma inteligencia, el mismo gusto musical, misma sangre... —parece que al chica está apunto de decir algo más, pero no lo hace.

Aun así esas pocas palabras me valen para darme a entender lo que debe. Nada más, nada menos.

—No puedes estar hablando en serio sobre algo así, Aby.

—Amelia Williams, para ti, si no te molesta.

—Williams... —repetí en un susurro.

Y es en ese preciso momento que todas las piezas del rompecabezas que ha sido mi vida caen en su lugar.

Todas

Y

Cada

Una

De ellas...

—Ah no te preocupes, ella no sabe nada de nada, hasta ahora nadie más que yo y mis hermanos lo sabemos —ella hizo como que se pensaba lo que iba a contestarme, pero ahora sabía que todo esto estaba más que planeado, así que lo que salió después de su boca debí habérmelo esperado— ahora que lo pienso...

Pero no llega a decir nada, en sus labios se dibuja una sonrisa absoluta de satisfacción pura por lograr su perfecta venganza, su ajuste de cuentas contra un contrincante que no sabe ni que estaba en esa pelea con ella.

—No puede ser cierto nada de lo que me dices, debo estar soñando...

—La verdad, no, siento decírtelo hermana mayor, pero no. —Contesta segura la jovencita.

—No —retrocedo dos pasos y ella da dos hacia mí— y estás loca si crees que me voy a creer esto. —Declaré tratando de asimilarlo todo.

—¡YO NO ESTOY LOCA! —gritó molesta. Luego la chica dio un par de pasos hacia mí, pero justo cuando iba a irse encima de mí, cambio de opinión de manera drástica—. Lo siento, no debo hacer eso, me disculpo hermanos, he estado a punto de arruinar todo por lo que hemos trabajado todos estos años.