Capítulo 2

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-¿¡Sigues aquí, Julian!?- increpó el mayor apenas estuvieron solos.

-¿Dónde más, papá?- respondió con inusitada timidez.

-¿De verdad crees que este es un buen lugar para ti?- inquirió haciendo un esfuerzo sobrehumano para no perder los estribos.

-No veo por qué no lo sería...

-¿Quizá porque estuviste en rehabilitación por abuso de alcohol?

-Eso fue hace mucho...- respondió desviando la mirada, deseoso de poder cambiar de tema.

-Hace ocho años...tenías sólo catorce cuando...- recordó el hombre soltando un hondo suspiro de hartazgo.

-¡Lo sé papá, lo sé! No tienes que recordármelo...

-Créeme que tampoco a mí me da gusto hacerlo.

Y así era. Pocas cosas ensombrecían más el humor de John Casablancas que el recuerdo de aquella mañana en que, por pedido del director, se presentó en la escuela de su hijo sin otro propósito que retirar a Julian, en completo estado de ebriedad y desde luego, expulsado. Más tarde llegaría la intervención de Servicios Infantiles y la rehabilitación forzada, con el oprobio que aquello suponía para la familia y para sus intentos personales de medrar. (1)

Para entonces ya era un empresario establecido y también acaudalado. Pero no por eso dejaba de ser lo que muchos consideraban en los mejores círculos neoyorquinos: sólo un inmigrante español que había sabido hacer fortuna. En el negocio de la moda, según quienes le apreciaban. Explotando mujeres, al decir de quienes no le profesaban simpatía. (2) Ni la sofisticación ni la fama que rodeaban su negocio parecían suficientes para lavar su reputación. Y sus escándalos personales tampoco contribuían. Dos divorcios, infidelidades y sonados romances con sus representadas, algunas de ellas más jóvenes que su propio hijo. (3) De no ser por esto, tal vez hubiese podido encarnar al playboy que todos admiran pero aquello le daba un punto de sordidez a su historial, convirtiéndolo en un personaje poco menos que controversial.

La precoz adicción de su hijo al alcohol venía a coronar el pastel, adornándolo de nuevos atributos tales como el de padre negligente y hombre de escasa vocación familiar.

Fue entonces que John decidió tomar el toro por las astas. Esperó a que su hijo cumpliese la rehabilitación y sin preámbulos, lo envió a un internado en Suiza, deseoso de que manos ajenas fueran capaces de encauzar lo que él no podía. O no quería.

Ni llantos ni berrinches fueron suficientes para demorar su partida al Instituto Le Rosey.

"¿Cómo puedes ser un padre tan indolente?", había recriminado su ex esposa Jeanette, poco convencida con la decisión. "Si sólo pasaras algo más de tiempo a su lado, esto no sería necesario. No lo es, de hecho". Pero John prefirió pensar que el estricto código de disciplina del lugar haría más por su hijo que la atención paterna. Ni siquiera lo estaba castigando. Él mismo había sido pupilo en aquel instituto y guardaba los mejores recuerdos. Quería lo mismo para Julian. Y si con ello podía alejarlo de New York, pues mataría dos pájaros de un tiro. (4)

El experimento suizo duró lo que tuvo que durar y no arrojó otro fruto más que la expulsión de Julian, un nuevo descontento para John y más encono entre los dos.


-No...no estoy bebiendo y no paga tan mal...- dijo abrumado.

-¿Crees que trabajar en esta pocilga va a llevarte algún sitio?

-¡No es una pocilga!- protestó abriendo los brazos para indicar hacia la nutrida concurrencia de ejecutivos vestidos con trajes caros hechos a medida.

-No tienes ningún futuro aquí. Nada te espera en este lugar.

-¿Y dónde crees que debería estar, papá?- preguntó intuyendo la respuesta.

-Conmigo, en Elite, ¿dónde más?

-Ya te he dicho que no me interesa esa clase de negocios- respondió tajante.

El dejo de desprecio que se colaba en su voz acabó por exasperar a su padre.

-Te recuerdo que esa clase de negocios ha pagado una vida en la que todo te ha sobrado. A ti y a tu madre, Julian- dijo secamente.

-Todo me ha sobrado...- repitió con una sonrisa irónica que su padre fue incapaz de interpretar.

Y en efecto, John no lograba figurarse qué podía haberle faltado a su hijo.

-¿Piensas hacer tragos el resto de tu vida? (5)

-También tengo otras responsabilidades- respondió casi con orgullo.

-¿Sí? ¿Cómo cuáles?- dijo su padre enarcando las cejas.

-Pues...ahora mismo se necesita más personal. Camareros y otras cosas. Me han pedido que entreviste a los candidatos.

Incapaz de evitarlo pero sin malicia, John se echó a reír.

-Como si elegir camareros fuese la experiencia de tu vida...

-Tal vez sea mejor y más digno elegir hombres para trabajar que mujerzuelas para uso personal y de mis amigos- respondió Julian con una serenidad pasmosa.

El silencio entre los dos duró un instante antes de quebrarse con el sonido de la bofetada de John.

(1) En efecto, Julian Casablancas comenzó a beber a muy tierna edad (reporta su primera borrachera a los 11 años). Este consumo precoz no tardó en convertirse en abuso lo cual lo condujo a rehabilitación en plena adolescencia. El tratamiento, sin internación, revistió carácter obligatorio y fue completado en un instituto de nombre Phoenix.

(2) Como tal vez muchos sepan, John Casablancas era español y fue el fundador de la agencia de modelos Elite la cual regenteó a algunas de las modelos más cotizadas de la época.

(3) El gusto de John por las mujeres mucho más jóvenes está bien documentado. De hecho, abandonó a su segunda esposa Jeanette Christiansen (madre de Julian, modelo y Miss Dinamarca 1965) por Stephanie Seymour. Para entonces, la bellísima modelo contaba con sólo 16 años. ¿Les resulta familiar el nombre de Stephanie? Pues además de una formidable carrera en la moda también fue la protagonista del video de "November Rain" de Guns N' Roses (sin mencionar su idilio con Axl Rose).

Más adelante, Casablancas contraería enlace por tercera vez con la modelo brasileña Aline Wermelinger, madre de sus hijos menores. Para entonces, él contaba con 50 años y ella con 17.

Se dice que de la controversial relación entre John y Stephanie nace "Barely Legal" que Julian compuso para el álbum Is This It.

(4) Julian Casablancas asistió al prestigioso internado suizo Le Rosey (donde conocería a Albert Hammond Jr. llegado allí, al igual que él, por razones disciplinarias). Su padre John, también asistió a dicho instituto que hasta hoy alberga a hijos de la realeza y magnates de los más diversos orígenes.

(5) Julian trabajó como bartender en The Lemon en Park Avenue. Mantuvo este trabajo hasta principios de la década del 2000, mientras probaba suerte con The Strokes.

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