Capítulo 22

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Era una suerte que Nick tuviese una sesión de fotos aquella noche. Julian se sintió aliviado sabiendo que no tendría que mentir para asistir al compromiso de su hermana.

Se enfundó en un traje bien cortado que resaltaba bellamente sus formas, aflojó un poco la estrecha corbata y como tantas veces, repitió aquel extraño ritual de acomodarse el cabello con unas gotas de cerveza. No recordaba quién se lo había enseñado pero funcionaba. (1)

Partió en taxi a la residencia que debería llamar familiar pero en donde era poco menos que un extraño. Sabía que no era bien recibido pero nadie le negó el paso. Instrucciones de Cecile, supuso. No podía ser de otra manera, hacía tanto tiempo que no pisaba aquel lugar que ningún miembro del personal lo reconocía como parte de la familia.

Deambuló por el salón en que se repartían cócteles y risas. No conocía a nadie y se entretuvo viendo con detenimiento las pinturas adquiridas por su padre durante los últimos años. Sabía que John no entendía de arte pero siempre era bueno aparentar.

Una extraña sensación de claustrofobia pareció invadirlo conforme pasaban los minutos.

"Tranquilo, Jules", se dijo. "Sólo tendrás que esperar hasta que intercambien los anillos y asegurarte de que Cecile te vea. Luego, podrás irte".

Algunos conocidos de su padre creyeron reconocerlo y se acercaron a saludar. Cambiaron unas palabras sin mayor entusiasmo de su parte. Esquivó cortésmente las insinuaciones y los acercamientos de un par de editores de revistas que trabajaban con Elite y cansado de aquel mundillo al que no se había adaptado nunca, decidió observar desde el fondo.

La perspectiva le permitió escrutar mejor a la concurrencia. Se felicitó por haberse alejado de ellos hacía tanto tiempo. Su mirada volvió a concentrarse en las pinturas, esta vez, en las que pendían de la pared justo frente a él.

Allí había alguien que tampoco parecía estar en su ambiente. Vagaba sola por el salón, igual que Julian y también como él, parecía más interesada en los cuadros que en la gente.

"Debí venir con Nikolai", se dijo al contemplarla. Proyectaba un aspecto solitario, casi lúgubre y Julian no pudo evitar pensar que él debía lucir igual.

Por fin logró ver de perfil a la mujer. Le recordó inmediatamente a Alessandra, la hermana de Nick. Le pareció que podrían ser casi gemelas, si tan sólo su cabello fuese rubio y no negro. Le hubiese gustado verla despojada de los grandes lentes de sol que se empeñaba en conservar.

De pronto notó algún revuelo unos metros más adelante y su atención se alejó de la solitaria mujer. Aplausos y exclamaciones le dejaron saber que los novios aparecerían en cualquier momento, prestos a realizar el intercambio de alianzas y pasar así a estar formalmente comprometidos.

Imaginó a Cecile, llena de ansiedad pero feliz. Estaría tras bambalinas, tamborileando los dedos sobre su regazo. De seguro la maquilladora tendría que regañarla para que no acabe de arruinar su trabajo a fuerza de llorar o morderse los labios.

Sonó la canción favorita de su hermana y Julian supo que haría su entrada pronto. Se adelantó un poco más.

En efecto, Cecile no tardó en aparecer. Su largo vestido de seda y encaje flotaba a su alrededor. No recordaba haberla visto tan bella y radiante nunca. Parecía la encarnación de la dicha.

Era tímida, pero sabía ser desenvuelta cuando la ocasión lo requería. Apenas cesaron los aplausos de bienvenida, tomó un micrófono y se dirigió a la concurrencia. Empezó a agradecer.

-No imaginan lo mucho que aprecio la presencia de todos ustedes. Mis seres más queridos se encuentran hoy presentes, reunidos, algo que no es muy común pero que nunca dejo de esperar con ansias.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora