Julian notó cómo sus manos se deslizaban por detrás de su espalda hasta envolverlo por la cintura. Un suave mordisco en el lóbulo le dejó sentir su aliento fresco. Sonrió. Los labios, aterciopelados y gruesos, pasearon sin prisa por su cuello.
-Albert...basta...- susurró girando su rostro para verlo de pie tras de sí- estoy al teléfono.
El joven fingió no oírlo. Aferrando sus dedos a las caderas descendió por su espalda, dejando a su paso un largo trazo de besos sobre su espina dorsal. Se detuvo un rato en los pequeños hoyuelos que adornaban su cintura.
-Ya basta, Albert...- repitió en un murmullo cuyo tono sólo lo invitaba a continuar.
Desde su reencuentro, la dupla había retomado lo que comenzó en Le Rosey. Claro que todo era un tanto diferente ahora. Albert ya no era un adolescente torpe y nervioso fingiendo ser un adulto. Y Julian ya no se sonrojaba, ni se cubría el rostro avergonzado.
Como antaño, compartían la cama. Aunque ahora la experiencia era menos íntima pues casi siempre había más gente con ellos. El alcohol también se compartía, junto con otras sustancias. Eran amantes, aunque no se amaban. Y sobre todo, se habían convertido en compañeros de aventuras. Albert era nuevo en la ciudad y Julian solía conseguir muchachos para él. A veces para los dos aunque en ocasiones sólo prefería mirar.
En compensación, Albert le había enseñado la clase de cosas que no necesitaba saber. El alcohol siempre había sido la debilidad de Julian y a su lado aprendió cómo y qué consumir para poder seguir bebiendo casi sin límite. (1) Sólo por esto, su presencia parecía irremplazable. Con su consejo y su guía, se había vuelto quien mejor le proveía aquella inconsciencia que precisaba a toda costa. El estupor necesario para afrontar el día y las largas noches sin sueño. Pocos podrían decir que Albert fuera un mal hombre pero definitivamente, no era la clase de compañía que Julian necesitaba entonces.
-¡Oye! ¿¡Qué crees que haces!?- dijo volviéndose con fingida indignación tras poner fin a su llamado.
Albert se limitó a responder mordiéndole los labios.
-¿Dónde iremos en la noche?- preguntó Julian sumergiendo sus manos en la cabellera de su compañero.
-Hay un bar...Moretti's. Parece que cambió de dueño, ha mejorado mucho. Los muchachos fueron un par de veces y lo recomiendan. Tienen habanos. ¿Qué te parece?
-Me gusta, me gusta la idea de un sitio al que no hayamos ido antes- dijo Julian estrechándolo con fuerza para devolver el mordisco anterior.
-¿Quieres que pase por ti luego de ir a clases?
-No hace falta. Te veré allá.
Era tarde y Moretti's seguía atestado. Julian tuvo que esperar un buen rato para entrar. Sólo había sitio en la barra y la terraza, era imposible acceder a una mesa sin reserva.
El lugar era agradable y no le importunaba el tumulto. La música, la gente y el bullicio lo ayudaban a evadirse. Iba por un habano cuando su teléfono le anunció un mensaje de Albert. "¿Estás lejos?", leyó.
"Estoy en Moretti's", respondió.
"¿Adónde? No logro verte", escribió su amigo que había hallado un sitio apacible en la terraza.
Julian vio la oportunidad y sonriendo, escribió.
"Encontrémonos en el baño". (2)
Albert se mordió los labios comprendiendo cómo acabaría aquella invitación. Y la noche recién comenzaba.
ESTÁS LEYENDO
Némesis
أدب الهواةUna historia de amor y revancha. Ship: Julick (Julian Casablancas x Nick Valensi). Bienvenidos a mi primer fanfic sobre The Strokes. Quedan todos invitados a leer y comentar. Idea original. 15-07-2020