Nikolai llegó tan rápido como pudo. Lo acompañaban su hermano mayor Pierre y la pequeña Elizabeth, que apenas escuchó el nombre de Julian se rehusó a permanecer en casa a la espera de noticias. El clan nunca se separaba. (1)
Se conocían desde hacía más tiempo del que podían recordar. De hecho, Julian había cargado en sus brazos a la menor, recién nacida.
El servicial policía los esperaba en la puerta. Los condujo personalmente a la habitación del paciente sobre el que aún trabajaban.
Nikolai esperó con paciencia hasta que el primer médico dejó el cuarto.
-Doctor...- dijo con suavidad.
-¿Es usted familiar?
-No...pero es como si lo fuera...- respondió con timidez y a modo de prueba, enseñó las pertenencias de Julian, que le habían sido entregadas.
-Bien- dijo haciendo una pausa- la situación es que fue encontrado inconsciente, en la calle. No tenía identificación. Llegó con un cuadro severo. Coma etílico y contusiones que parecen derivadas de alguna pelea. Tiene dos costillas fisuradas. Fue afortunado de que no se fracturasen. Convulsionó hace un rato, creemos que a causa de los golpes pero aún aguardamos las imágenes. ¿Sabe usted si padece epilepsia o tiene antecedentes convulsivos?
-No, doctor. Está sano...
-Bien, nos urgía saberlo. Por ahora no hay mucho más que decir. Logramos estabilizarlo pero está inconsciente. Veremos como evoluciona. ¿Alguna pregunta?
Abrumado, Nikolai negó con la cabeza.
-Yo tengo una- dijo una vocecilla- ¿cuándo podremos verlo?
Era Elizabeth. El médico sonrió, sólo un instante.
-Pueden pasar ahora mismo, de a uno. Pero ella...no puede entrar- y bajando la voz murmuró- está muy golpeado, no debe verlo.
Nikolai cerró los ojos con fuerza, tampoco él hubiese deseado ver.
-¿¡Por qué no puedo verlo!?- protestó.
-Cariño...- dijo Pierre tratando de apaciguar su genio, tan adorable como indómito.
-Aquí tenemos enfermedades de todo tipo, algunas contagiosas- explicó el médico- es por eso que los niños como tú no pueden entrar, ni siquiera deberían permanecer mucho tiempo.
Se quedaron solos y Nikolai fue el primero en entrar. Avanzó despacio, casi temeroso de lo que encontraría tras escuchar los detalles.
Cuando estuvo al lado de la cama, creyó ver algo vagamente parecido a Julian. Una masa de hematomas e inflamaciones que, de haber estado consciente, tampoco hubiese podido abrir los ojos. Figurándose parte de lo acontecido, sollozó a su lado.
-Volviste a embriagarte, amigo- dijo tomándole la mano- después de todos estos años, volviste a embriagarte...
Se sentó a su lado con precaución, receloso de interferir de alguna manera con todos esos cables que lo rodeaban.
-¿Y sabes qué es lo peor? Que lo has hecho por ese mal nacido...- murmuró- maldición...te lo dije...te lo dije tantas veces...
En ese momento, sintió algo semejante a la culpa. Se reprochó por no haber insistido lo suficiente, por dejar que la despreocupación de su amigo se impusiera sobre su sensatez. Como lo haría un hermano, se lamentó por haberlo librado a su suerte, por permitir que sus infantiles ansias de cariño, nunca colmadas, anulasen las más elementales normas de la prudencia. Sabía que era un adulto y a fin de cuentas haría lo que quisiera pero...si tan sólo hubiese insistido más...
Se quedó un rato en silencio, como siempre lo había hecho cada vez que Julian necesitó de su muda pero tranquilizadora presencia. Su hermano dio un golpecito en el vidrio, reclamando por su turno y Nikolai se puso de pie. Extendió la mano para acariciarle el cabello pero temió hacerle más daño. Salió del cuarto para dejar su lugar a Pierre.
Elizabeth fue por café y golosinas que los ayudasen a pasar las horas. Su hermano la esperaba sentado en el pasillo cuando divisó una silueta familiar. Era Nick, corriendo apresuradamente con expresión desencajada.
-¡Nikolai!- exclamó apenas detectó su presencia.
El joven se preguntó cómo pudo saber el paradero de Julian. Ignoraba que las averiguaciones del buen policía que lo llamó no se detuvieron en él y que empecinado, buscó contacto a contacto intentando dar algún con familiar que nunca encontró.
-No tienes vergüenza, hijo de puta...- murmuró para sí.
Nikolai se puso de pie y esperó a que llegase. Lucía como siempre, tan dolorosamente tímido y callado, con aquella melena extraña que portaba con el único fin de cubrirse mejor el rostro. Pero bajo su fachada discreta, ardía un volcán listo para entrar en erupción.
-¡Nick!- dijo a su vez y una semi sonrisa pareció asomar a sus labios.
-¡Nikolai!- exclamó agitado- ¿Cómo está? ¿Cómo está?
El tono desesperado que matizaba su voz fue más de lo que aquel fiel amigo podía tolerar. Le permitió acercarse y en cuanto lo tuvo a la distancia justa, le asestó un certero puñetazo en el mentón que lo derribó en el acto.
Aturdido, Nick intentó ponerse en pie nuevamente. Nikolai lo ayudó. Tomándolo fuertemente por la nuca y el cabello hizo que se irguiera y a la rastra, lo llevó hasta la habitación de Julian. Lo obligó a plantar el rostro contra el vidrio y allí lo retuvo, mientras repetía:
-¡Ahí lo tienes, míralo! ¡Esta es tu obra, mal nacido!
Con el rostro estrujado contra el cristal, Nick pudo verlo. Entonces dejó de resistirse. Sin la fuerza de Nikolai reteniéndolo, su cuerpo se deslizó lentamente hacia abajo y con el rostro oculto entre las manos, lloró su error sin consuelo. El error de pensar que el amor no bastaba. Y que necesitaba revancha.
(1) Pierre y Elizabeth son los verdaderos nombres de los hermanos mayor y menor de Nikolai.

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Némesis
FanfictionUna historia de amor y revancha. Ship: Julick (Julian Casablancas x Nick Valensi). Bienvenidos a mi primer fanfic sobre The Strokes. Quedan todos invitados a leer y comentar. Idea original. 15-07-2020