Capítulo 21

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El bar estaba vacío y Julian finalizaba su turno. Ponía orden en la barra cuando a lo lejos, oyó una voz que creyó reconocer.

-Lo siento, señorita. Estamos cerrados.

-Pero necesito verlo- decía la mujer con amabilidad- ¿Podría avisarle que estoy aquí?

Julian dejó lo que estaba haciendo y se acercó.

-¡Cecile!- exclamó mientras sus ojos se abrían con una mezcla de alegría y sorpresa- Déjala pasar, Ralph. Es mi hermana.

La estrechó con genuina alegría, restregando su mejilla sobre el hombro de ella.

-¿Cómo me encontraste?- preguntó mientras ocupaban una mesa.

-Me trajo el chofer de papá...pero es un secreto- advirtió bajando instintivamente la voz- él no quiso darme la dirección.

Julian sonrió con tristeza y fijó su mirada en la mesa. No estaba sorprendido, sólo desencantado, otra vez.

Recordó el tiempo transcurrido desde la última vez que había visto a su hermana y un atisbo de reproche cruzó su mente. Decidió callar, sofocarlo y ser capaz de disfrutar sin reparos aquel encuentro que tampoco él se había esforzado en propiciar. A fin de cuentas, aquella reunión poco buscada no era por ello menos deseada.

-¿Qué haces aquí a estas horas, Cecile?

-Necesitaba verte y no quería importunarte en tu trabajo.

-Tú nunca importunas...- dijo él tomándole las manos para besarlas.

Ella suspiró.

-Soy tan feliz, Jules...tan feliz...voy a casarme- reveló por fin.

Su hermano la miró boquiabierto, invadido por una dicha que no distaba de la de ella. Se puso de pie y se arrodilló a su lado. Sus rostros, a la misma altura, se encontraron. La abrazó con tantas fuerzas que la joven soltó un quejido.

-¡Basta, Jules! ¡Ya suéltame!- reía ella, conociendo el escaso apego de su hermano por los límites personales.

-Vamos, cuéntame más- insistió él soltándola para tomar asiento más cerca- ¿Cuándo será la boda?

-Aún no hay fecha. Pero pronto será la fiesta de compromiso. Y quiero que tú estés ahí.

Julian volvió a tomarla de las manos.

-Pero papá no, ¿verdad? Por eso tanto misterio, por eso no quiso darte la dirección...

-Supongo...- dijo ella bajando la vista, avergonzada por la conducta paterna y poco deseosa de apenar a su hermano pequeño- pero eso no importa. Mi felicidad no estaría completa si tú no estás allí, Jules. Somos familia, pase lo que pase.

-Y yo estaré encantado de estar a tu lado ese día pero...¿crees que será prudente? ¿No sería mejor ahorrarse una discusión en una fecha tan especial?

-No, Jules- negó categórica.

-Cecile...te aseguro que el mero hecho de que estés ahora mismo aquí...de que hayas pensado en mí y me quieras allí contigo ya me basta. No imaginas lo feliz que me haces. Pero no me gustaría arruinarte un día tan especial.

-Lo arruinarás si no vienes- insistió- y papá...él no dirá nada. Una vez que estés allí, no dirá nada.

Claro que no lo haría y Julian lo sabía. Tomado por sorpresa y frente a toda la gente que siempre había buscado impresionar, John fingiría ser el padre que jamás había sido. Sonreiría, volvería a llamarlo Jules y lo abrazaría como no lo había hecho en años.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora