Capítulo 16

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La puerta se abrió dejando ver la alta figura de Nick.

-¡Mi amor!- exclamó Julian corriendo hacia él, estrechándolo, cubriendo de besos su rostro como lo hacía toda vez que regresaba de sus cada vez más frecuentes viajes de trabajo.

-Te extrañé...te extrañé mucho...- repetía en tono casi lastimero mientras sus labios descendían por el cuello del recién llegado.

-También yo, cariño. No sabes cuánto te eché de menos- confesaba, regocijándose en el regreso y en aquella bienvenida que sólo Julian sabía ofrecerle.

Disfrutó del calor del recibimiento. Sintió la contagiosa tibieza de su cuerpo, dejándose reconfortar por el ansiado y familiar aroma de su amante, ese que le recordaba que por fin, estaba en casa. Muchas veces había oído que el hogar se encuentra allí donde están los seres amados. Jamás lo había comprendido...hasta ahora. Ahora sí lo sabía. Ningún lugar era su lugar si Julian no estaba en él.

Quizá por eso las cosas se estaban tornando más difíciles de lo que alguna vez imaginó.

-No podría sentirme más orgulloso- dijo Julian estampándole otro beso para luego enseñarle la revista que yacía sobre la mesa. Era la primera portada de Nick.

Para entonces acumulaba decenas de editoriales y ahora, su primera aparición en tapa. Le había tomado seis meses, bastante más de lo que demoró en conquistar el corazón de Cecile. Esa sí había sido una tarea sencilla.

La hija mayor de John Casablancas estaba loca por él. Su hermano también lo estaba, claro. Pero eso nadie podía saberlo. Ni siquiera él mismo.

Aquel romance no se había iniciado entre desbordantes ráfagas de pasión. El secreto rechazo que profesaba hacia la joven lo había ayudado a avanzar a pasos lentos pero seguros. No la despreciaba por su condición femenina, la aborrecía por ser hija de su padre. Su contacto ofendía sus sentidos y el amor que ella le ofrecía encendía y renovaba su odio. Deseaba que ella fuera Celine y John pudiese experimentar en su carne el dolor vivido por su familia.

Aquella relación, tan planeada como forzada, lo disgustaba y daba nuevo y mayor valor a su lazo con Julian. La amarga certeza de que dejaría sus complacientes brazos para estrechar los de aquella mujer insípida no hacía más que aumentar el deseo hacia su compañero. Lo amaba con locura, como jamás había creído posible amar a alguien.

En las noches, cuando privado de sueño lo contemplaba dormir, se preguntaba si aquella revancha largamente elucubrada valía en verdad la pena si lo alejaba, aunque sea por momentos, de la dicha que compartía a su lado. ¿Acaso el sufrimiento de Cecile y su padre traerían de vuelta a su hermana? ¿Valía la pena cada instante perdido lejos de él? ¿El riesgo de que lo descubriese todo y acabara de la peor manera lo mejor que la vida le obsequiaba?

-Te veo aquí- dijo Julian observando la portada- y me avergüenzo de sólo pensar que alguna vez te pedí que no lo hicieras.

Con su identidad resguardada y la certeza del amor de Nick, sus antiguos temores le parecían ridículos. ¿Qué importaba ser el hijo de John? Era cierto que su padre parecía llevar la destrucción allí por donde pasaba pero nada de eso podría alterar el amor que compartían. Ahora lo sabía. O eso creía.

Tan grande era su certeza que incluso fantaseó con revelarle aquella tontería que había preferido callar y que de hecho, callaba en todas partes: su verdadero apellido y la identidad de su padre. Le resultaba curioso, casi divertido, que Nick estuviese haciendo carrera, por su propio mérito y sin saberlo, en el preciso lugar al que él mismo podría haberle abierto las puertas.

Estuvo a punto de confesar varias veces. Llegó a pensar en presentarse por sorpresa en Elite, cuando Nick estuviese allí. Pero le pareció violento y pronto se sintió aplastado por el peso de su mentira. Recordó las ocasiones en que había desconocido a su padre, aquella oportunidad en la que había afirmado que nada bueno podía decirse sobre ese hombre. Sabía que Nick tampoco aprobaba la reputación de John. ¿Cuál era la necesidad de arriesgarlo todo? Si hasta entonces había podido vivir lejos de la órbita paterna, podría sin duda seguir haciéndolo.

-Viajaré otra vez la semana entrante, cariño- le anunció Nick con gesto adusto, sabiendo que Cecile sería de la partida.

-¿Tan pronto?- se sorprendió- Bueno, al menos tendremos estos días para nosotros- dijo echándole los brazos al cuello- estoy tan feliz por ti, cariño.

-Por nosotros, querrás decir...

-No, por ti. Nadie en el mundo se merece más que tú todo lo bueno que está sucediendo.

Nick bajó la vista. Ya no estaba tan seguro de merecer algo.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora