Capítulo 8

141 17 14
                                    

Advertencia: Este capítulo incluye contenido adulto.

Llegaron al apartamento a toda prisa. Nick parecía estar tan concentrado en salvar aquella pequeña vida que se debatía entre sus manos que apenas echó un vistazo al lugar que tal vez ocuparía. En ese momento, le importaba poco si se trataba de un palacio o de una barraca.

Julian se apresuró a encender la calefacción y disponer un almohadón blando para el animal.

-Ryan solía tener un perro cuando vivía aquí- dijo aludiendo a su antiguo compañero de apartamento- debe haber quedado un poco de alimento en alguna parte. Iré a buscarlo.

Acomodaron al cachorro. Pasaron un buen rato a su lado, masajeando su cuerpecito envuelto en una toalla tibia hasta que recobró el calor luego de tantas horas a la intemperie.

-Está mejor- dijo Julian- mañana podremos llevarlo al veterinario.

Nick sonrió son nostalgia, como si hubiese recuperado algo que creyó indefectiblemente perdido. Como si traer a la vida a aquel cachorro pudiera traer de vuelta todo lo que, sin remisión, estaba muerto. Julian lo contemplaba en silencio, casi sin atreverse a hablar ante la emoción que aquella escena parecía haber suscitado en su compañero.

-"El que salva una vida, salva al mundo entero"...- murmuró Nick para luego sonreír con tristeza ante su propia inocencia. ¿Acaso las vidas eran intercambiables? ¿Acaso una vida salvaría las que ya habían perecido?

-"Pero el que destruye una vida, destruye al mundo entero"- completó la cita Julian- ¿Eso es del Talmud, verdad?- preguntó demostrando que su paso por Le Rosey no sólo había servido para iniciar una larga lista de amantes.

Nick lo miró con sorpresa.

-Así es- asintió- soy judío. ¿No lo notaste? (1)

-¿Acaso lo llevas en la frente?- respondió riendo Julian.

Su compañero también sonrió. Afortunadamente nada que delatase su pasado estaba escrito en su frente.

Nick se echó pesadamente en el sofá. Por primera vez, puso atención en el apartamento. Estaba algo desordenado pero era amplio y agradable. Pensó que no le molestaría quedarse allí.

-¿Mejor?- dijo Julian en voz baja y con la mirada expectante, como si intuyera que por alguna razón, su acompañante necesitaba un momento para reponerse.

-Oh...lo siento, Jules. Debes pensar que soy un lunático- reflexionó sabiendo que su reacción pudo parecer desmedida- espero no haberte asustado.

-Tranquilo...no me asustas- respondió riendo- de hecho...de hecho pensé que eres un buen tipo.

-Quisiera pensar que lo soy...- replicó con modestia.

-De otra forma, no te hubieses molestado así.

Julian se acercó y un brillo inusual se apoderó de su mirada. Con sus grandes ojos fijos en Nick, disparó.

-También pensé que eres muy apuesto...pero eso fue en la mañana, claro...cuando me viste pasar por la avenida- recordó ofreciendo un guiño.

Era la primera mención al breve cruce que protagonizaron en la calle.

-Escucha, lo siento- se excusó Nick- si hubiese sabido que te vería...

-Yo no lo siento- dijo Julian mordisqueándose el labio- y tampoco he cambiado de idea ahora que...te veo más de cerca.

Se hizo un silencio. Secretamente halagado pero poco proclive a demostrarlo, Nick volvió a hablar.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora