Capítulo 30

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-Hay un joven afuera- dijo el secretario- el mismo que llamó ayer. Dice que tiene información sobre la causa Casablancas.

-Hágalo pasar- respondió el fiscal Ross.

Nick entró remilgado pero no por eso menos decidido.

-Señor Valensi, ¿verdad?

-Sí...

-Siéntese, por favor. Imagino que ha venido por la información de la que nos habló. Lo escucho.

Nick se sentó. Tomó aire para lo que iba a decir. No dudaba en que sabría cómo hacerlo. Sabía mentir y no le pesaba pues ahora estaba dispuesto a hacerlo por alguien que amaba. Se sorprendió de lo sencillo que le resultaba buscar reparación en lugar de destrucción.

El fiscal lo dejó hablar largo rato, sin interrupciones.

-¿Entonces ha venido aquí a incriminarse?- preguntó escéptico.

-Yo fragüé los documentos que se presentaron como prueba al New York Post y que usted investiga en la causa. Yo los confeccioné y me aseguré de que llegasen al periódico.

-¿Por qué lo hizo?

-Revancha...- dijo sin poder evitar que una sonrisa irónica asomara a sus labios.

-¿Contra quién?

-John Casablancas. Trabajaba para él, no era un buen jefe. Peleamos por un contrato, se quedó con algo que era mío y entonces...supongo que perdí la cabeza.

-¿Por qué lo confiesa?- indagó sin acabar de convencerse con el relato.

-Porque no tuve el valor de entregar yo mismo los documentos. Envié a mi hermana, le pedí que lo hiciera. Ni siquiera sabía lo que llevaba. Ahora...ahora temo que vayan por ella.

El fiscal se recostó en su asiento. Lo miró fijo. Si en verdad era un criminal, parecía un principiante. No era extraño que se asustara ante las repercusiones de sus actos. El cinematográfico arresto de Casablancas, las crónicas multiplicándose en las noticias. Parecía más que suficiente para apabullar a cualquier inexperto.

Temeroso de delatarse, Nick mantenía su vista fija en el suelo.

-¿Sabe que lo que acaba de revelar es un delito? ¿Qué el Estado presentará cargos y probablemente también lo hagan los damnificados?

-Lo sé. Por eso estoy aquí, antes de que ustedes lleguen a mí. Supongo que eso...me beneficiará.

-Lo hará, sin duda. No puedo asegurarle que evadirá la cárcel pero morigerará la pena, en especial si no tiene antecedentes.

El fiscal echó un vistazo por encima del escritorio. Contempló a Nick retorcerse los dedos, absorto.

-¿Tiene un abogado?

-No.

-El Estado le proporcionará uno si no puede costearlo.

El joven no respondió.

-Por lo pronto la imputación en su contra es por falsificación de documento público y privado. Los posibles cargos por difamación a Casablancas no me competen a mí. ¿Comprende?

-Sí, señor.

-¿Comprende también que a partir de ahora está a disposición de la justicia?

-Así es, señor- dijo poniéndose de pie para facilitar el arresto.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora