El ataque (parte 2 de 2)

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Pronto comenzaron a venir más invitados y Daisy, la dueña del apartamento, era la encargada de recibirlos. Entre esos invitados que ya habían llegado se destacaban los pesados hermanos Wario y el recién novio de Rosalina.

—¡Hola Zach! Rosie está platicando con Mona. — La princesa Sarasa dijo con una sonrisa al recibirlo.

—¡Genial, gracias! — Responde Zach y se acerca hacia Rosalina.

Minutos pasaban y hasta el momento la fiesta fluía muy bien. Con el paso del tiempo los invitados restantes llegaban poco a poco y el ambiente era más divertido para los estudiantes de secundaria.

Ver a un grupo de chicos compitiendo quien acababa una botella de cerveza primero mientras que otros bailaban al ritmo de la música que emitía las grandes y ruidosas bocinas del apartamento de la sarasalena y una que otras parejitas dándose cariñitos en las esquinas era significado de que la fiesta aún no estaba del todo arruinada.

A pesar de que la música moderna estaba a todo lo que da aún así se escuchaba desesperadamente unos golpes emitidos por la puerta, Daisy se había percatado de aquello pero no tenía las ganas de abrir así que acudió con el hermano mayor de los Mario.

—¿Puedes atender la visita por mi? Estoy un poco mareada con tanto ruido. — Dijo Daisy al tocarse su frente con una mano mientras que con otra tenía sujetado una bebida extraña — Iré al balcón.

—De acuerdo. — Mario aceptó al asentir su cabeza y abrió la puerta — ¡Bienvenidos al aparta...

Se sorprendió demasiado por lo que sus ojos veían, y a la vez sentía un poco de rabia por lo que estaba viendo.

—¿¡Qué hacen USTEDES aquí!? — Exclamó en un tono de voz más fuerte.

Ahí fue cuando los invitados se quedaron en silencio e inclusive le bajaron a la música. Es como si hubiera detenido el tiempo por ciertos minutos, que dicho lapso de tiempo fue realmente incómodo para Mario.

—Mira niño, sé que no fuimos invitados y lo sabemos. — El ser misterioso pero tan obvio a la vez respondió con una mezquina sonrisa — Pero nosotros tres hemos venido en son de paz, ¡anda no seas aguafiestas y déjanos pasar!

—Además el amo Bowser les trajo un regalo que seguramente los pondrá mas "felices". — Añadió uno de sus sirvientes, de nombre Kevin.

En cuanto el ser de raza koopa-troopa dijo aquel comentario los invitados comenzaron a gritar de la emoción y alabarlo. Tanto ruido causó que Daisy volviera del balcón y se pusiera a un lado de Mario.

—¿Qué hacen ellos aquí? — Ella susurró a un lado de él, mostrándose un poco confundida.

—¡No lo sé! — Él susurró de vuelta.

—Oh princesa, perdón por la manera de introducirme a su fiesta. Como sabrá, soy un chico de la realeza al igual que usted y ciertas princesas que veo por aquí. — Dijo al ver detenidamente a su víctima con aquella sonrisa malvada y después mantiene su mirada en la sarasalena — Y yo, junto con mis dos aliados venimos en son de paz a seguir disfrutando de esta fiesta con ustedes, aunque claro, ¡con más diversión!

Dijo y alza nuevamente las bebidas alcohólicas lo cual emocionaron nuevamente a los invitados, a excepción de Mario y Peach, quien ésta última se sentía intimidada con su presencia.

—De acuerdo entonces supongo que pueden pasar a la fiesta. — Dijo la princesa Sarasa un poco más calmada y empuja a Mario a un lado — ¡Bienvenidos!

—¿Pero qué haces? — Susurró Mario sorprendido y molesto.

—¡Muchísimas gracias! — Dijo el príncipe del reino Koopa con una sonrisa mientras pensaba en su malicioso plan.

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