Una expulsión

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Temporada IV: Capítulo XXVII

Regresar a clases después de una gran controversia puede generar intriga, y más si eres parte del dilema. Así se sentía Peach, no solo por su problema que llegó a oídos de casi todos los reinos... también sentía nervios por reencontrarse con Mario.

Después de tanto pensarlo decide entrar al salón de clases donde la mayoría de sus compañeros ya estaban adentro, entre aquellos compañeros se destacaban los hermanos Mario y la princesa Daisy, quien charlaba con el par hasta que vio a Peach.

—¡Gracias a Dios estás bien! — Expresó su preocupada prima y la recibe con un abrazo.

—Y veo que ya no tienes esas odiosas muletillas ja ja... — Comentó Peach al separarse de ella y verla de reojo.

—Sí, me las quitaron hace un par de días, aunque todavía no puedo hacer mucho ejercicio.

Ambas caminaron hacia donde estaban el par de gemelos y siguieron charlando, aunque esta vez los que más platicaban eran Luigi y Daisy.

—Oh, por cierto... ¡miren lo que tengo aquí! — Luigi dijo en un tono burlón y saca de su mochila una fotografía.

—¡A ver! — Daisy le arrebató la fotografía y empieza a reírse levemente — ¡Ja ja ja ja! Buen traje Mario... ¿qué se supone que estabas haciendo?

—Ehhh no lo recuerdo exactamente, una actividad de la primaria supongo... — Comentó avergonzado y le quita la fotografía — sabía que ibas traer la foto, yo por eso-

Por unos instantes se dirige a su pupitre y de ahí toma una fotografía guardada en su libro y se lo enseña a Daisy. Era la fotografía donde Luigi estaba vestido de árbol y no pudo evitar reírse.

—traje esto. — Completó su frase y alza una ceja al ver a Luigi con una sonrisa de burla.

—¡Oh por Dios, ja ja ja! — Comentó entre risas y voltea ver a Luigi — ¿¡Qué se supone que eres!?

—Ehmn un á-árbol... — Respondió avergonzado y por unos instantes mira a Mario de forma enojada.

Mario le sacó la lengua y Luigi solo rodó sus ojos mientras que Peach se les quedaba viendo de una manera extraña. Pasaron los minutos y había llegado Rosalina con mucho apresuro, dejó la mochila de golpe sobre su pupitre y se dirigió con el resto de sus amigos.

—¡Oigan, oigan! ¿A qué no saben qué? — Comentó de forma misteriosa mientras se contenía la emoción que abundaba por su cuerpo.

—¿Qué? — El resto preguntó de forma intrigada.

—Iba pasando por los pasillos en donde se encuentra la sala del director y escuché que iban a expulsar a un alumno...

—¿En serio? — Peach preguntó sorprendida — ¿Y por qué?

—Lo único que alcancé a escuchar fue porque él o ella tuvo que ver con el último anonimato que pusieron acerca de ti, pero eso no es todo... — Rosalina hace una pausa para acercarse un poco más a ellos y susurrar — ¡es alguien del salón!

—¿¡Estás bromeando!? — Daisy comentó muy impresionada — ¿Escuchaste algo más?

—Pues-

La conversación del grupo se vio interrumpida ya que había sonado el timbre escolar. Cada quien fue a su pupitre de manera ordenada, en eso llega la maestra de inglés que impartiría la primera clase pero esta vez a su lado estaba el director de la secundaria y todos los estudiantes se levantaron de su pupitre y, con una voz seria, dijeron al unísono:

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