La respuesta

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Temporada IV: Capítulo XVI

"¿Confías en mi?"

Aquella pregunta había puesto en duda a la princesa Toadstool, realmente lo amaba pero aún así no dejaba de pensar en todas las cosas que él había hecho. Sabía que ella tampoco era una santa, puesto que también comete errores como cualquier ser humano, pero de todas formas nunca había hecho algo de tanta gravedad.

Y si no estaba del todo segura, bueno, su respuesta era demasiado obvia, decidió decir:

—M-Mario... no. — La princesa finalmente responde, evadió su mirada y soltó su mano — Lo siento, hay demasiadas dudas en mi mente y eso evita confiar en ti.

—L-Lo... lo entiendo. — Respondió con una voz triste y quebrada, suspira.

—Será mejor que sigamos con nuestro destino, que es llegar a la salida. — Dijo la princesa Peach en un tono incómodo y suspira — Probablemente Daisy ya terminó con aquellos secuaces y nos está esperando.

Ambos siguieron con su camino sin entablar conversación alguna, solo querían salir de aquí de una vez.

—¿Cómo se la estará pasando Daisy? — Preguntó en su mente la princesa Peach, mostrándose preocupada.

En cambio la princesa amante del color naranja había corrido hacia otro rumbo, alejándose de cualquier esbirro hasta que, de pronto, unos cuatro goombas le cerraron el camino.

La princesa retrocedió y se dio la media vuelta, a su desgracia unos cuatro koopa-troopas también le cerraron el otro camino.

Parecía que todo se había acabado ya que unos esbirros traían algunos palos de metal en forma de defensa, pero eso lo vio como una buena estrategia. Arqueó una ceja mientras los miraba con una cara desafiante y dijo:

—¡Tomen bastardos! — Comenzó a lanzar varias bolas de hielo.

Muchos fueron congelados al instante y en eso ella los aplasta uno por uno, solo habían quedado tres de los ocho esbirros que la habían rodeado. Se vieron por ciertos segundos y se sentían intimidados por la chica de catorce años, soltaron sus defensas y corrieron por sus vidas.

En eso ella se acerca y toma una de aquellas varas de metal, la aprieta fuertemente y la congela.

—¡Genial! — Daisy dijo un poco sorpresiva — Ahora sí nadie me puede detener.

Dicho esto se retira de ese sitio, intentando buscar la salida. De pronto encontró un pasillo oscuro donde pensó que estaría la salida y sin dudar entró por allí.

Corría sin parar, la adrenalina y el desespero se sentía mucho en sus venas, ansiaba mucho por salir de este inmenso castillo y regresar al reino Champiñón lo más pronto posible.

De pronto escuchó un quejido muy fuerte, como la de un monstruo.

—¡Diantres, es Bowser!

Corrió con más rapidez guiándose en el eco que había dejado aquel ruido hasta toparse con una enorme puerta de madera, pintado de verde y alrededor tenía algunos picos de material extraño para ella.

—¡GHAAAW! — Se escuchó nuevamente aquel grito, venía desde el otro lado de la puerta.

—¡AHHHH, AYUDA! — Se escuchó el grito de la princesa también desde el otro lado de la puerta.

—De acuerdo, de acuerdo... ¡aquí voy al... — Empujó la puerta con una patada — rescate!

Al ver lo que había desde el otro lado de la puerta se había sorprendido demasiado, Mario estaba muy lastimado y la princesa estaba encerrada en una jaula enorme, tipo de ave.

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