CAPÍTULO 18

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Una mañana, a unos Kilómetros del Cementerio de Elefantes, justo en La Roca Del Rey, el príncipe León Taka despertó tomando una decisión.

Así que sin que nadie se diera cuenta, se encaminó más allá de los límites del reino, adentrándose en las profundidades de ese lugar al que su padre le había prohibido el acceso. Ese lugar restringido para su hermano y para él: El Cementerio de Elefantes.

Por años su padre le había advertido de los peligros de adentrarse en aquel lugar, pero jamás había vivido en carne propia lo que era realmente estar ahí dentro; Hacía mucho calor, era tenebroso, y en el suelo había cráteres que de vez en cuando despedían de manera violenta ardientes fumarolas de metano.

Pronto, percibió la presencia de un ser que lo seguía sigilosamente. Sintió tan fuerte la presencia de aquel ser, que se detuvo en seco.

—¿Quién eres, pequeño?—— le preguntó una femenina y dulce voz. Era Fabana.

Volteó hacia atrás y Taka vio por primera vez a Fabana, la hiena que sanaría su corazón con un amor puro de madre. Sin embargo, en aquellos momentos, ambos se desconocían uno al otro, así que el corazón del león se aceleró y comenzó a sudar frio. Una hiena estaba detrás de él y creyó que sería su fin, pero luego recordó las palabras de Shenzi: Ella le hablaría de él a su gente y lo haría su protegido, así que pensó que si mencionaba su nombre, tal vez su vida quedaría a salvo.

—Soy amigo de Shenzi —le dijo el león de inmediato. –Me llamo Taka.

—Sí. –Le contestó la Fabana mirando a Taka calculadoramente. -Mi hija me habló de ti. Me comentó que la salvaste de ahogarse. Eso que hiciste es despreciable... sin embargo... te lo agradezco."

Taka quedó atónito. Nunca hubiera imaginado una respuesta así, tampoco que conocería a la madre de Shenzi tan pronto. Era una hiena con una mirada muy dulce y cálida, pero a su vez un tanto melancólica.

——¿Puedo preguntarle algo, señora? –dijo Taka.

——Dime...

——¿Por qué me dijo que haber salvado a su hija fue un acto despreciable, del cual sin embargo usted está agradecida?

La hiena fijó su vista a lo largo del ancho Cementerio de Elefantes.

— ¿Alguna vez te has preguntado sobre lo difícil que es ser una hiena?, ¿Sabes lo que significa ser lo que somos?, ¿Crees que yo quiero eso para mis hijos?

Por primera vez en la vida, Taka comenzó a descubrir la otra cara de la luna: la discriminación y tristeza que las hienas debían soportar día tras día. Él se quedó atónito. Asombrado. En verdad había muchas cosas que los leones ignoraban sobre las hienas.

—Pero no te quedes ahí, entra a mi cueva por favor ——Fabana dijo amablemente.

Taka la siguió, un poco atemorizado.

Al entrar, Taka fue recibido de una manera que no se esperaba.

"¡Gran príncipe!," gritó Shenzi con entusiasmo.

—¡Hola Pequeñita! –Dijo el cachorro de león, devolviendo el saludo con cortesía.

Justo en ese momento, y para sorpresa de Taka, dos cachorros más surgieron de entre las sombras. Se acercaron a mi algo temerosos pero a Taka le parecieron muy simpáticos.

"Alteza, le presento a mis hermanitos: Banzai y Edd."

Taka los miró asombrado. Nunca antes había visto nada igual. El primero daba un aspecto juguetón, el segundo daba la impresión de no estar del todo cuerdo.

El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora