CAPÍTULO 61: ¡Qué alivio!

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Después de algunos minutos de buscar por toda la cueva, se dieron cuenta de que definitivamente faltaba una más.

Cuando vieron que no estaba, las dos hienas y los dos leones salieron de la cueva con el rostro pálido por la angustia.

¡!

"Chicos", comenzó a decir Kovu de manera pausada y con sudor en la frente, "ocurrió algo horrible".

"¡Falta una araña! ¡Se escapó!", agregó presuroso el rey Sabaru. Su voz reflejaba frustración y angustia. Consideraban que estaba bien que faltara al menos una araña, pero dos, ya era demasiado para todos. Además cabía la posibilidad de que esas dos perdidas fueran macho y hembra respectivamente y se reprodujeran reavivando la plaga.

Pero entonces, Timón miró a los cuatro aterrados sujetos y comenzó de manera inesperada a reír a grandes carcajadas.

"¡No!, eso no pasó... ¡Yo me la comí!"

Al escuchar esto, los cuatro asustados sintieron como si un bálsamo de agua fresca en medio del desierto les hubiera caído. Un alivio enorme.

"¿En... en verdad?"

"Pero claro", dijo el Suricato aun entre risas. "anoche, mientras todos ustedes dormían, escuché un ruidito, y fue cuando la vi; una de las arañas estaba saliendo de la cueva, y me dije; 'Timón, la cena está servida, así que rápidamente la tomé con mis manos, cuidando que no me picara, la tomé por el abdomen, y ¡Voilà!, ¡una nutritiva cena para un suricato muy hambriento!, por cierto, olvidé decirles que ayer me equivoqué, conté cinco arañas, pero la verdad me comí seis". Con esta declaración, había quedado resulta la desaparición de la araña del día anterior y la que faltaba en ese momento. ¡Las dos estaban en el estómago del suricato!

Y así, con gran alivio, nuestros diez viajeros, se encaminaron de vuelta hacia La Roca Del Rey.

El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora