CAPÍTULO 51: ¡CIRCO DE HIENAS VOLADOR!

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Banzai, Wema, Diótima y Shenzi temblaban de miedo, hasta que de repente una de las hienas desconocidas brincó directo hacia Shenzi, la derribó, tirándola al suelo y...

...como un perrito tierno haría, comenzó a lamerla, amistosamente en la cara.

Banzai, Diótima y Wema, observaban atónitos lo que estaba ocurriendo. Definitivamente no comprendían nada. A pesar de los lametazos amistosos, Diótima, Banzai, Shenzi y Wema, lucían muy asustados. Por su parte, las tres hienas restantes desconocidas, ahora se carcajearon con más ganas que nunca. Esta vez habló una hiena hembra: "¡Por la divina Roh'kash! ¡¿Pero qué les sucede, colegas?!,¿Dónde quedó su naturaleza risueña de hiena?!", decía todo esto, acompañado de una agradable sonrisa. Aquella que había hecho esta pregunta, como toda hiena moteada común, no era demasiado diferente a Shenzi, excepto tal vez por la mirada que era un poco más tierna que la de Shenzi, reflejada en unos ojos color miel, las motas de color café, el pelaje de la espalda color grisáceo, y el de las patas en café claro.

"¿Quién eres?", preguntó en seco Diótima

Mientras que por su parte, Shenzi había logrado zafarse de la hiena que le había estado dando de lametazos, hasta ponerse en pie, y reunirse junto con Wema, Diótima y Banzai.

"Me llamo Kenya", respondió la hiena entre ligeras risitas y tono suave y afable, "y soy la lideresa del "Circo Hiénico de Risas Volador" que ven detrás de mí.

A Banzai entonces se le dilataron las pupilas y puso una cara de gran sorpresa.

"¡Chango-leones!", exclamó de manera muy cómica. "¡¿Y eso con qué se come?!"

Pero no era el único que parecía confundido; Wema, Shenzi y Diótima se miraban entre sí, perplejas, sin comprender nada.

"¡En verdad que todos ustedes son extraños!", exclamó la hiena ahora conocida como Kenya, "es la primera vez que conozco hienas que no saben lo que es un "Circo Hiénico de Risas Volador", después hizo una ligera pausa, y continuó; "Bien, les explicaremos... ¡chicos!"

De pronto, el grupo de hiénidos que acompañaban a Kenia, se alinearon una detrás de otra. Kenia iba a la cabeza, y la que había dado los lametazos a Shenzi, hasta atrás. Después comenzaron a trotar en fila como si fueran un trenecito en movimiento. Acto seguido, se acercaron a nuestro confundido y asustado cuarteto, y comenzaron a dar vueltas en círculo alrededor de ellos. Así mismo, para sorpresa de nuestros viajeros, las desconocidas hienas comenzaron a entonar una ridícula, pero alegre canción:


El Circo de Hienas Volador

No tiene comparación

Te robaremos mil sonrisas

Si escuchas nuestra canción

Tú nos pagas con tu risa

Pues trabajamos con gran amor

También aceptamos competencias

Cuando quieren nuestras pertenecías

Mientras cantaban, el grupo de hiénidos brincoteaban de un lado a otro, daban vueltas sobre su propio eje y se echaban maromas en el suelo.

Al finalizar Kenya agregó un simpático "¡Tan, Tan!". Entonces los cuatro cantantes habían pasado sus ojos en Shenzi, Diótima, Banzai y Wema, acompañados de una amplia y amistosa sonrisa, esperando, tal vez, que les aplaudieran o algo así.

Nuestros transeúntes sin embargo, se quedaron callados, sintieron vergüenza ajena por el ridículo y extravagante acto que acababan de presenciar, y sus rostros automáticamente se ruborizaron. Sudaban frío.

El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora