CAPÍTULO 25

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"¿Estás seguro de lo que dices, Taka?", preguntaba Shimbekh, desconcertada. "Declarar que alguien está siendo posesionado por un Makei es algo muy delicado".

"¡Muy seguro!, vi como sus ojos se tornaron blancos, y me quiso matar, era como si hubiera enloquecido".

Taka había ido a visitar a la sacerdotisa para contarle todo lo que había visto. Afortunadamente Shimbekh sí le creyó, pero no era la única, pues también la abuela Kokasha estaba ahí, escuchando el relato de Taka, quien también les platicó que había visto a Loebanna invocando entidades malignas. Kokasha era la más sorprendida.

"Entonces mis sospechas sobre la maldición del Claro De Luna resultaron ciertas", susurró la anciana para sus adentros, y se angustió; no sólo la maldad en Loebanna había aflorado convirtiéndose en una sacerdotisa oscura, sino que a eso se le sumaba la presencia de un Makei dentro de ella.

Pero como ya hemos dicho, declarar que alguien estaba poseído por un Makei resultaba tan delicado, que ambas sacerdotisas sólo pudieron darle esta insatisfactoria respuesta a Taka: "Te creemos, pero debes reunir más pruebas, sólo así te ayudaremos".

Kokasha y Shimbekh sin embargo no eran tontas, sabían que Loebanna manejaba las fuerzas oscuras, pero no podían arriesgarse; tenían que actuar con inteligencia y prudencia. Además, si realmente Loebanna estaba posesionada, tendrían que pedirle ayuda a un hiénido más sabio y poderoso que ellas dos juntas: El Supremo Sacerdote Rómulo.

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El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora