CAPÍTULO 5

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En un vuelco inesperado del destino, justo dos días después de la discusión, ocurrió que Kewina y Krashek salieron fuera del Cementerio de Elefantes a buscar comida. Sin que se dieran cuenta, se acercaron demasiado a una manada de rinocerontes. Estos animales, actuando por instinto, al detectar la presencia de la pareja intrusa, comenzaron a perseguirla.

De una manera inesperada y brutal, los rinocerontes les dieron la muerte a los dos hiénidos.

La tragedia se cernía sobre la vida de Kokasha, de Loebenna y de Loebanna.

Kokasha no podía perdonarse el hecho de que la última vez que había visto a su hijo vivo, se había peleado con él. Se sentía culpable.

Así que, durante el funeral de Kewina y de Krashek, Kokasha le hizo una importante promesa a su hijo:

"Cuidaría con amor de Loebenna y de Loebanna, y no le iba a importar si Loebanna realmente terminaría volviéndose malvada; Kokasha protegería con uñas y dientes a sus dos nietas, y las amaría y trataría por igual".

Esa era la promesa de hierro que Kokasha hizo a su hijo ante su lecho de muerte.

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El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora