CAPÍTULO 38

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Rómulo miró al Makei de forma desafiante, y le dijo: "Mi compañera sacerdotisa y yo utilizaremos la sagrada llama violeta para vencerte; con ella, tu maldad y tú, desaparecerán para siempre".

La diabólica criatura sólo miró al sacerdote con odio, sin embargo no dijo nada más pero entonces la que sí hizo un reclamo fue Loebenna, quien hasta ese momento se había limitado a quedarse junto al cuerpo de Kokasha para llorarle. Ella se acercó desesperada a Rómulo, y le gritó: "No pueden desaparecer al Makei, si lo hacen, también mi hermana desaparecerá, ya que su alma quedó fusionada, adherida a la del demonio".

Rómulo miró a Loebenna con mucha compasión, y le dijo: "La esencia de tu hermana, su verdadera esencia ya no existe más. Ahora que se ha completado la fusión, ya no hay distinción entre la esencia de tu hermana y la del Makei; ahora se han convertido en un mismo ser; un ser que si no destruimos, causará mucho daño y sufrimiento... en verdad lamente que tengamos que hacerlo desaparecer a través de la llama violeta".

"Pero tiene que haber una forma de...", intentó decir Loebenna, pero Rómulo la miró negando con la cabeza. En verdad sintió lástima por ella.

Entonces Loebenna finalmente comprendió la gravedad de la situación, y rindiéndose, caminando muy lentamente, volvió junto al cuerpo de su difunta abuela, y las lágrimas retornaron a ella de nuevo.

Mientras se preparaban Shimbekh y Rómulo para invocar los poderes protectores y trasmutadores de la espiritual y poderosa llama violeta, el ser maligno habló una vez más en susurro, y con actitud decidida:

"No voy a desaparecer"

El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora