La llegada de Taka al Cementerio de Elefantes no le gustó para nada a Loebanna, pero ella no entendía por qué le generaba tanta incomodidad la presencia de aquel cachorro de león.
Sin embargo, tal vez debido a sus poderes sobrenaturales y capacidad de intuición, el Makei dentro de ella consideró algunas cosas importantes sobre Taka.
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Los extraños sentimientos de angustia ante la estancia de Taka en el Cementerio de Elefantes por parte de Loebanna fueron reafirmados, cuando una noche dentro de su cueva, Loebanna, acompañada de una fogata que había hecho una base de ramas quas secas quas desprendían los cráteres de metano, alababa y rezaba a su Makei guardián, suplicándole por protección.
De pronto, la hechicera escuchó un ruido afuera; era como si alguien hubiera pisado un hueso frágil de elefante fuera de su guarida, así que, asustada ante la posible amenaza de ser descubierto utilizando magia negra, salió de inmediato a investigar.
Taka pasaba por ahí en esos momentos; como siempre le ocurrió, había tenido una pesadilla, así que al despertar, quiso salir a caminar y tomar aire fresco. Al pasar cerca de la cueva de Loebanna escuchó ruidos extraños así que no pudo evitar fisgonear, y lo vio todo. El cachorro quiso escapar de ahí pero no lo logró. Loebanna lo descubrió espiando.
Sin embargo, Loebanna intentó portarse amable con Taka, quería disimular, pues si el cachorro abría la boca, su reputación se vería amenazada.
"¡Hola, pequeño león!, ¿qué haces?", Dijo la hiena, fingiendo amabilidad. Sin embargo, Taka estaba igual o peor de asustado que ella.
"Yo ... nada ... solo pasaba por aquí, es que quería caminar porque tuve una pesadilla y no pude volverme a dormir"
Loebanna permaneció en silencio, lo que incomodó más al pobre Taka, así que el cachorro hizo un doble esfuerzo por improvisar más; "Es una linda noche, ¿no? ... bueno ... ya ... me voy", su voz sonaba insegura y titubeante.
Una vez que el león se fue, la voz demoníaca dentro de Loebanna dijo de una forma desesperada: "Ese chiquillo nos descubrió. Es una amenaza. Debes deshacerte de él, o nos arruinará ".
Loebanna tenía tanto miedo de ser descubierta, que por primera vez estuvo de acuerdo con el Makei en un cien por ciento. Así que Loebanna no tuvo más opción que perseguir al cachorro, sin embargo no estaba muy segura de qué hacer con él cuando lo tuviera enfrente; tal vez lo asesinaría, se lo comería y después le diría a todos que el 'protegido de Shenzi' había decidido irse del Cementerio de Elefantes para no volver.
Cuando Taka miró atrás y se vio perseguido comenzó a correr o más rápido que sus patas le permitían.
La angustia por Loebanna de atrapar al cachorro de león se incrementaba conforme corría, pues Taka era más rápido que ella. Sin embargo, tras esforzarse más, por fin lo alcanzó.
De pronto, Loebanna apareció justo frente a Taka. "¿te vas tan pronto?", le preguntó en un tono amenazante
Taka se sintió palidecer, "¿por qué Loebanna estaba actuando de esa manera?, parecía amistosa el día que Fabana se la presentó.
Pero la hiena entonces le comenzó a gruñir como hacen los perros enfurecidos, mientras mostraba sus dientes de manera amenazante, pero lo más aterrador de todo fueron sus ojos que de pronto se pusieron blancos, las pupilas habían desaparecido por completo luciendo así demoniacos. El pobre Taka palideció ante lo que vio.
Loebanna soltó la primera mordida. Taka gritó de terror, el cachorro nunca pensó que alguien como Loebanna intentaría asesinarlo, y comenzó a escapar a gran velocidad. Al frente logró vislumbrar un cráneo de elefante bebé, y se metió allí por medio de una cuenca de ojo, al cual, por el tamaño pequeño, Shimbekh no pudo acceder.
De pronto, para mala suerte de Loebanna, y para buena suerte de Taka, Fabana y Shimbekh, aparecieron de la nada.
Loebanna se quedó paralizada del susto. Nunca pensó que se irían a aparecer la madre adoptiva de Taka, y la sacerdotisa, juntas. Así que, para no ser descubierta, se dio de inmediato a la fuga, no sin antes susurrar al cachorro de manera amenazante: "Esto no ha terminado". Taka se sintió intimidado.
Fabana y Shimbekh, desesperadas llamaban al cachorro. "Taka, ¿dónde estás?"
"¡Mutti!, ¡estoy aquí!", gritaba Taka dentro del cráneo. Taka estaba muy asustado por todo lo que acababa de suceder y vivenciar.
Fabana y Shimbekh lo ayudaron a salir del pesado cráneo, y se sorprendieron al ver al pequeño temblando como gelatina.
"¿Qué ocurre, pequeño?, ¿por qué tiemblas?", le preguntó Fabana, preocupada.
"No... nada, te... te lo juro, Mutti", Taka estaba al tanto del aprecio que Fabana le tenía a Loebanna, así que prefirió no comentarle nada de lo sucedido, y por más que Fabana insistió, nunca consiguió hacer que Taka hablara.
Sin embargo, Taka no estaba dispuesto a quedarse callado para siempre, él simplemente no podía quitarse de su mente la espantosa imagen de Loebanna emblanqueciendo sus ojos de manera casi demoniaca, ni la manera en cómo lo había perseguido con el fin de asesinarlo, así que decidió hablarlo con alguien que sí debía saber sobre demonios y fenómenos paranormales: La Sacerdotisa Shimbekh.
Claro que no le iba a contar en aquellos momentos, sino que esperaría hasta el día siguiente, para poder estar a solas con ella.
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El Rey León: CLARO DE LUNA (sobre HIENAS)
FanfictionClaro de Luna: Historia de dos hermanas hienas: Loebenna y Loebanna; Una de ellas nacida con poderes mágicos asombrosos, adquiridos bajo ciertas condiciones: La maldición del Claro de Luna, que la convierten en una amenaza para todos, mientras que s...